Lo que debe hacer el mercadeo que desarrollan las organizaciones, como han opinado y afirmado todos los gurús y expertos en la materia, tiene que ajustarse a los dictámenes del mercado, o sea la sociedad y el mundo en general, bajo los parámetros de la constante del cambio, que en todo y para todos se presenta.

Los mercados orientan, y hasta cierto punto exigen que las ofertas se ajusten y adapten a las necesidades, expectativas y deseos de los diferentes segmentos. No es lo mismo hoy que hace un año y más tiempo. El comportamiento, los avances tecnológicos, los acontecimientos mundiales, etc. van orientando hacia dónde y cómo debe ser la oferta que se hace.

En la mayoría de las ciudades del mundo el ciudadano corriente está expuesto a más de 5.000 mensajes publicitarios diariamente. En la televisión se ven comerciales que por su duración irrespetan, y muchos llenos de promesas imposibles de cumplir o engañosos. En la radio los hay hasta cansones por la cantidad de interrupciones constantes de lo que al oyente le interesa, similar a lo que ocurre con los medios impresos. Las vallas no dejan ver el paisaje, la ropa se ha convertido en medio de comunicación publicitaria y los volantes, influenciadores, etc., dicen mucho y no dicen nada, como se dice. Pero pocos se orientan hacia una verdadera acción de comunicación mercadológica, estimuladora, clara y veraz. Vivimos una verdadera avalancha de acciones comunicacionales, para no hablar de los eventos y las actividades que desarrollan las fuerzas de ventas.

Mientras tanto, las organizaciones y muchos dirigentes y ejecutivos descuidan el trato y el relacionamiento con los mercados, y abusan del uso de la tecnología descuidando el humanismo y labor que deben realizar. Hablan de participación con y para el cliente y no se ven ni cumplen con los compromisos y las promesas hechas.

Llamar la atención se ha convertido en una actividad primordial, sea como sea porque para algunos todo vale.

Se ha menospreciado el “poder del mercado”, por lo que éstos (los mercados) han perdido mucha fe en lo que se les dice, y reclaman ser escuchados.

Cada vez, “la gente cree más en la gente”. De ahí el éxito que han logrado algunas campañas con actividades del llamado marketing boca a boca. Pero para los expertos, estas estrategias son insuficientes.

Mayor involucramiento en los procesos, más oportunidades de una comunicación de doble vía, alternativas de relacionamiento, trabajo en comunidad para que exista una verdadera actividad de mutuo beneficio, grupos de acción para análisis, ideas, sugerencias y relaciones, participación de todos los integrantes de las organizaciones en la consecución y el análisis de información y más, son algunos de los múltiples canales por medio de los cuales se puede lograr que los cambios se den adecuada y efectivamente..

Un reencuentro con los mercados (personas humanas) por medio del contacto permanente con ellos, como dice Kotler, creando valores por medio de un trabajo mancomunado porque “el marketing afecta a todos los procesos de una organización y esto es lo que debemos transmitir”, dice.

El país y sus gentes esperan que esto pueda darse, sobre todo a partir del nuevo año cuando sin duda iniciaremos un viraje acorde con lo que pide el mercado colombiano desde hace una semana.