Varias veces se ha afirmado que el mercadeo es algo que todos implementamos instintivamente (marketing intuitivo) aunque sin conocimiento de causa, indicándose que de manera innata se desarrollan actividades para generar y mantener mercados que como seres humanos se logran en las actividades personales.
Históricamente ha habido épocas durante las cuales la actividad mercadológica no era tan necesaria para las organizaciones y el sector público porque la demanda superaba la oferta en la mayoría de los casos, y las entidades del sector público y los sistemas educativos hacían que el comportamiento social fuera diferente. Pero cuando se da el caso contrario, como en la actualidad, se necesita en todo, siendo urgente su aplicación en muchos casos .
Desde finales del siglo pasado se ha presentado como necesario, sobre todo cuando las circunstancias parecieron complicarse, y apareció la academia para tratar de hacer de la disciplina una profesión, en especial cuando en Harvard aparecieron las cátedras en la escuela de administración, con Neil Borden y James Culliton como grandes impulsadores. Peter Drucker lo describió como la función básica y fundamental de toda organización. Ted Levitt, Philip Kotler y otros grandes gurús han sido y son grandes exponentes de lo que es y cómo debe implementarse.
Desafortunadamente la constante del cambio que ocasiona la evolución de todo y de todos ha hecho que se presentaran varios enfoques y hasta en casos y ocasiones se haya perdido el verdadero sentido y fin de lo que persigue, como es el desarrollo (formación) y mantenimiento de los mercados, haciendo que muchos lo confundan con actividades que son consecuencia o parte del proceso logístico del marketing como la publicidad, la investigación y el servicio al cliente. No son pocos los que han pensado que es algo que se debe desarrollar cuando aparecen dificultades como pérdida de clientes, reducción de ingresos, apatía del mercado, mucha competencia y otras, siendo un error grave pensar de esa manera, convirtiéndose ello en una de las falencias más fuertes del marketing. En muy buena parte puede ser debido a factores culturales que como si fuera poco hacen que nuestras conductas sean más correctivas que preventivas.
Siempre ha habido, hay y habrá que formar los mercados y mantenerlos, y como las generaciones van cambiando y hay que impartir conocimientos y enseñanzas por medio de procesos comunicacionales para posicionar y sostenerse, no puede suspenderse. Además, cuando las cosas están marchando bien el mercadeo ejecutado adecuadamente hace que el boca a boca sea una gran herramienta comunicacional de grandes beneficios.
El proceso de mercadeo, es decir, la logística, debe iniciarse desde el momento mismo en el cual se toma la decisión de iniciar actividades, sea cual sea la naturaleza de ellas. El marketing es una función organizacional, como afirma la American Marketing Association, con principio pero sin fin, haciendo que nunca se llegue a una meta final, como en varias ocasiones se ha dicho.
Por eso hay que entender y aceptar que es un proceso de y para todas las épocas, desarrollado por todo y por todos, que debe ser orientado por personas que cumplan con el perfil que se requiere, y que mientras más se demore en adelantarse, mayor será la dificultad para la obtención de resultados.