Capitalismo Consciente. A actuar diferente
miércoles, 26 de mayo de 2021
Carlos Raúl Yepes
Nos preguntamos con frecuencia si la democracia sobrevivirá a estas épocas turbulentas donde hemos pasado del estado de bienestar al estado de malestar donde se juntan miedos y preocupaciones individuales y colectivas por el futuro, se deterioran la calidad de las instituciones y de las organizaciones, se confía poco en las personas y el pesimismo aumenta, donde la credibilidad y la gobernabilidad van en franca decadencia. La democracia se encuentra en una lucha permanente por reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos y a las exigencias de las sociedades alrededor del mundo. Si esto está pasando en democracia ¿qué podremos decir sobre lo que le puede estar pasando al capitalismo? Tanto la democracia como el capitalismo están sufriendo los cambios propios de cada momento, los desafíos que tiene cualquier estructura social y política, la lucha permanente por su supervivencia mientras la humanidad encuentra mejores formas de hacer las cosas, pero con una diferencia importante que aparece como una respuesta de adaptación y reinvención desde el mundo empresarial y económico: el Capitalismo Consciente. De entrada, para quienes mal piensan por sus posiciones ideológicas y sus sesgos, debemos anticipar que ser consciente en el capitalismo es posible y abre puertas a su fortalecimiento y perdurabilidad en el futuro, siempre y cuando demos la oportunidad de entenderlo, ponerlo en práctica y aceptar sus dimensiones, dentro de las que desarrolla su modelo bajo una propuesta inclusiva y transformadora, que habla de dignidad e integración entre personas y organizaciones, cultura y gestión.
Ser consciente es ser capaces de comprender el mundo y lo que en él sucede, aprehender su realidad, fijarse un propósito, es un compromiso con la coherencia, la integridad y la libertad que tenemos para tomar nuestras decisiones. Las organizaciones son el fruto de sus conversaciones, buenas o malas, internas y externas, son el fruto de su capacidad para establecer conexiones de largo plazo con la sociedad. De ahí depende su perdurabilidad en unos entornos cada vez más complejos y desafiantes.
No se trata de una teoría aislada, se trata de una propuesta concreta que se conecta con las necesidades y expectativas de la sociedad, que debería hacer parte de las políticas públicas reconociendo sus debilidades y que se concentra en aquellos aspectos que deben ser fortalecidos bajo objetivos comunes que son establecidos por los diferentes actores sociales, económicos y políticos. Mackey y Sisodia, devolvieron el capitalismo y las empresas a su esencia para imaginarlo bajo una visión cooperativa, humana y positiva, que enseña que “lo maravilloso de pensar conscientemente es que permite a las empresas tomar decisiones que tengan impactos positivos en múltiples dimensiones para todos los agentes”.
Bill George, profesor de Business Harvard School, describe de manera precisa este trabajo señalando que es un sistema que integra a “todos los actores del ámbito empresarial para obtener el beneficio a largo plazo de organizaciones sostenibles que sirven tanto a los intereses de la sociedad como de la empresa”.
Capitalismo consciente y Empresa consciente (Fredy Kofman) tienen un mismo destino: el desarrollo y la transformación de las personas y de la sociedad, el reto común para coordinar acciones responsablemente, no son una moda, ni la vacuna para todos nuestros males pero por lo menos nos devuelven la esperanza de tener un país económicamente próspero, ambientalmente saludable y socialmente incluyente.