Crisis alimenticia
Con el título de ‘Catástrofe de la Comida’, la revista The Economist alerta en su artículo central sobre la crítica situación de escasez de alimentos que amenaza la población mundial y el negro panorama que se cierne en el cercano futuro. Son tres los factores que inciden en que la situación haya llegado a niveles críticos: la guerra en Ucrania, el cambio climático y los incrementos en los costos de los insumos agrícolas.
En primera instancia, la guerra en Ucrania ha bloqueado el suministro de granos tanto de este país como de Rusia. Es que según reporta la revista, “Rusia y Ucrania suministran 25% del trigo que se comercia, 29% de la cebada, 15% de maíz y 75% de aceite de girasol”. Con este recorte en la oferta mundial, es probable que cientos de millones de personas en el mundo entren en situación de hambre. Ante esta amenaza, muchos países han decidido optar por la idea de una “soberanía alimentaria” y han prohibido las exportaciones de bienes básicos, agravando aún más la situación de escasez. Lógicamente, una contracción de la oferta trae consigo un incremento en el precio de los alimentos, agravando el proceso inflacionario que vive el mundo. Es que los procesos inflacionarios que viven la gran mayoría de países afectan primordialmente la canasta de consumo de alimentos, generando más pobreza y hambre.
El segundo factor que ha golpeado de manera contundente la oferta de alimentos son los efectos que sobre cultivos ha tenido el cambio climático. Así lo reporta la revista, que enumera los impactos que las demoras en las lluvias han tenido sobre la producción de trigo de China, las temperaturas extremas sobre las cosechas en India, que es el segundo productor después de China, y las sequías en Estados Unidos, el Cuerno de África y algunas regiones de Francia.
En Colombia somos testigos de excepción de cómo el fenómeno de La Niña ha traído lluvias que han dado al traste con cultivos en La Mojana, dejando más de 20.000 hectáreas sembradas en arroz bajo el agua. Otras tantas hectáreas de cultivos están siendo afectadas por desbordamientos de los ríos Magdalena y Lebrija en Santander, mientras que en el Meta 10.000 hectáreas de cultivos han sido arrastradas por las inundaciones.
Un tercer factor es, sin duda, el incremento en los precios de fertilizantes y demás insumos, también resultado de la guerra y los temas logísticos que se han generado poscovid. El costo de los fletes se disparó de manera exponencial encareciendo aún más el precio de los alimentos que se comercian en el mundo.
La pregunta que salta a la vista es cómo debe enfrentar Colombia esta situación, más cuando 40% de su población se encuentra en situación de pobreza. Petro propone la “soberanía alimenticia”, aislando al país de las importaciones, lo que generaría en el corto plazo una escasez aún mayor de alimentos y en el mediano plazo un aumento de costos al embarcarnos en producciones agrícolas en las cuales no somos competitivos. Por su parte, Gutiérrez promete un plan de inversión de mediano plazo, que si bien es sensato, no aborda la inminencia del problema. ¡Los demás no han dicho nada!. En esta coyuntura mundial, Colombia ya está sufriendo las consecuencias con el incremento del precio en los insumos agrícolas y la disparada de precios de la canasta familiar. El hambre de los colombianos no da espera y no son solo los candidatos, sino el Gobierno Nacional a quien corresponde actuar de manera inmediata.