El lado humano
Con esta sentencia: “uno es humano” el salvaje (perdón, el distinguido ciudadano para evitar un tutelazo) que atropelló al campeón Nairo Quintana cuando estaba entrenando, justificó que lo haya arrollado. En Colombia se ha vuelto lugar común este argumento para justificar los divino y lo “humano”.
Los noticieros y los comentaristas están de manera permanente resaltando “el lado humano” de personajes de la farándula y de la política, como si hubiera otro lado. Tal vez se refieren a ese otro lado, al lado animal, que es el que suponen debe primar en las actuaciones de los colombianos y por eso tenemos que resultar como una excepción “el lado humano”. El ser humano justificaría toda actuación indebida porque el ser humano tiene fallas y nadie esta exento de ella porque lo “humano” (humano es herrar) supuestamente justifica las actuaciones menos humanas como el crimen, el atropello y el abuso.
Contrario a este argumento lo que nos cuenta la historia de la humanidad es que lo humano es todos lo contrario. Es la capacidad de utilizar la inteligencia y las relaciones sociales para la convivencia. Esto está divinamente explicado en el magnifico libro de Yubal Noah Harari, “De Animales a Dioses” que relata la evolución de Homo Sapiens y como éste logra diferenciarse de los animales. Tomando como ejemplo, nos recuerda que si bien la evolución no nos dotó con capacidad de jugar al fútbol, los jóvenes pueden jugar con extraños porque todos tiene entendido un conjunto idéntico de ideas. De igual manera los seres humanos pueden convivir con extraños porque existe un conjunto de reglas, leyes e ideas que entendemos como una marco imaginario de convivencia que acatamos porque nuestro lado humano nos ha dado la inteligencia para entender que ello es necesario.
En plena Revolución Francesa Ruosseau argumentaba que: “El hombre es bueno y la sociedad lo corrompe” queriendo con ello significar que las reglas morales que el hombre enfrenta son enseñadas en la sociedad, de allí que sea es mismo pensador quien también escribió El Contrato Social que en el fondo argumenta que existen unas reglas que los individuos acuerdan y que delegan en el Estado para su cumplimiento que son esenciales para convivencia.
Es claro entonces que el ser “humano” tiene una serie de atributos asociados al raciocinio y la inteligencia que le permite para la convivencia “minimizar” su lado “animal”. Es claro también que los miembros de una comunidad establecen reglas de comportamiento sin las cuales no es factible formar una comunidad pacífica y que siente las bases de la colaboración que permiten el progreso y bienestar de esa comunidad. Es por tanto claro que errar en materia grave no es “humano”, sino un delito. Si no somos capaces después de años de civilización de dominar nuestro “instinto animal” quiere decir que no hemos alcanzado en pleno siglo XXI los grandes logros de la civilización de respeto a la vida, a la convivencia y al respeto muto. La excusa de “Uno es Humano” queriendo indicar que eso permite pasar la raya de la convivencia no es valido. En todos los ciudadanos prima el “lado humano” y quienes no lo entienden son delincuentes que atentan contra la moral colectiva, salvo aquellos que como resultado de su inteligencia y su raciocinio quieren modificar esas reglas de convivencia y transgreden las reglas de “Contrato Social” establecido con el anhelo de establecer normas de convivencia mas justas.