Fracasó la integración suramericana
Resultado de la pandemia y de las nuevas tendencias proteccionistas la globalización ha estado amenazada y algunos hablan del fin de la era de la globalización. Como sustituto a la globalización las economías han encontrado refugio para el crecimiento del comercio exterior en la regionalización.
En efecto el comercio intra-regional en Europa se ve fortalecido por medidas proteccionistas como la recientemente impuesta sobre los vehículos eléctricos chinos, lo que sin duda favorecerá la producción europea. Otro tanto podemos decir T-Mec el renovada acuerdo comercial de Canadá, México y los Estados Unidos y que entró en vigencia en 2020, ha fortalecido el comercio regional de ese bloque al punto que México desplazo a China como el primer socio comercial de los Estados Unidos.
Por su parte China es el principal socio comercial de los países de Asean, y estos a su vez son los mayores socios comerciales del China, y entre Asean y China se suscribió un acuerdo de libre comercio (Acftat).
Esta regionalización ha puesto en jaque a la Organización Mundial de Comercio que procura por una normatividad que impulse el comercio global, a la vez que ha provocado la relocalización de empresas, mediante lo que hoy conocemos como “nearshoring”, que busca que la producción se localice dentro de su bloque regional.
Mientras el mundo se mueve en esa tendencia los esfuerzos de regionalización económica de los países de América de Sur van de fracaso en fracaso. Existen múltiples tratados a lo largo ancho de la región, unos de libre comercio, otros de alcance parcial y otros de integración. Para nombrar solo algunos de la larga lista baste mencionar el Pacto Andino después transformado en Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercosur.
Existe acuerdo CAN-Mercosur, existe Unasur y Aladi, Alianza del Pacífico y múltiples acuerdos bilaterales entre naciones de la región, pero podemos decir sin lugar a equívocos que estos esfuerzos, si bien están llenos de buenas intenciones, no han logrado nada significativo en materia de integración comercial regional.
El lunes 8 de julio se celebró la 64ava Cumbre del Mercosur y más allá de la consabida declaración de los miembros y la protocolización de la entrada de Bolivia al bloque, la gran noticia fue la ausencia del presidente de Argentina quien por razones ideológicas decidió más bien asistir a un foro con el expresidente Bolsonaro.
La realidad comercial del Bloque habla por sí sola de la creciente debilitación de este proceso, ya que mientras en 1998 el comercio intra-subregional llegó a ser 24% de su comercio total, para 2023 esta cifra fue 11%. Razones ideológicas, pero también la misma estructura agroexportadora de estas economías los han llevado a encontrar mercados en China relegando la importancia del comercio regional.
Otro tanto se puede decir de nuestra CAN. Venezuela la abandonó por razones ideológicas, Ecuador tiene tal cantidad de excepciones lo que prácticamente reduce a esta integración a relación bilateral entre Colombia y Perú. En 2023 las exportaciones de los países de CAN a los países de CAN llegaron escasamente a 6%. Solo para tener una perspectiva cabe anotar que las exportaciones del UE-27 a los países miembros representó 61%.
Razones ideológicas y estar atrapados en la trampa de las exportaciones de materias primas y la agroindustria ha hecho imposible un fortalecimiento regional en América de Sur. ¡Mucha grandilocuencia pocos hechos!