Analistas 23/08/2022

¿Impuestos para la equidad?

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

El Estado recauda impuestos para su funcionamiento y además tiene una función de redistribución. No son dos funciones separadas ya que, al efectuar el gasto público de funcionamiento, estado puede realizar una labor redistributiva mediante gastos en educación, salud o infraestructura. Adicional a este efecto redistributivo del gasto el estado hace transferencias directas a los ciudadanos más pobres mediante programas como Familias en Acción.

La función redistributiva de los impuestos en Colombia no se cumple. Los impuestos en Colombia tienen un efecto redistributivo marginal mientras en otros países de la Ocde el menor coeficiente de Gini se da como resultado de los impuestos. Según un trabajo de O. Anillo Bacci de la U. de los Andes “El índice Gini antes de impuestos y transferencias (llamado también Gini de Mercado) de Colombia es de aproximadamente 0.56, si comparamos este índice con el de países como Irlanda que tiene un Gini de mercado de 0,54, o el de Francia donde el índice llega hasta 0,46 la diferencia con Colombia no es muy grande pero cuando se calcula el Gini final (después de impuestos y transferencias) el índice de Colombia permanece igual mientras que el de Irlanda baja hasta 0,32 y el de Francia baja hasta 0,31 donde ya se ve una diferencia significativa en la desigualdad”. Según Lars Christian Moller del Banco Mundial, esto sucede porque en primera medida los impuestos directos (sobre rentas) que es progresivo solo baja el índice de Gini en un punto, mientras el IVA que es regresivo lo sube en la misma proporción.

La pregunta es porque en nuestro país los impuestos no cumplen su función redistributiva. Diferentes analistas aseguran que ello se debe a que las transferencias y subsidios que da el estado llegan fundamentalmente a los más ricos vía pensiones y otros rubros y sin embargo en esta gran “reforma estructural” no se toca este desbalance. Es decir que posterior a la reforma los impuestos no tendrán el efecto de equidad que tanto ha pregonado el gobierno.

Un segundo aspecto que incide en esta incapacidad redistributiva del sistema fiscal es que los que tributan son unos pocos y con esos ingresos no se alcanza a tapar el hueco fiscal y neutralizar la mala asignación de subsidios. Y son pocos no solo por la enorme desigualdad sino por el tamaño de la informalidad. Si bien equiparamos informalidad a pobreza ello no siempre es así ya que miles de productores agrícolas grandes, profesionales independientes, traficantes de droga, mineros ilegales mueven miles de millones sin tributar. La reforma no tiene una estrategia para llegar a estos evasores aparte la tímida propuesta de prohibir transacciones en dinero, que según algunos cálculos superaría si tributaran lo que se pretende recaudar en esta reforma. Así que aumentar el recaudo significa caerle a los mismos de siempre.
Finalmente, un tercer factor que puede explicar este fenómeno es la ineficiencia del Estado en su gasto. El dinero recaudado no llega a quienes debería llegar por despilfarro y corrupción. Según el tercer informe del Monitor Ciudadano de la Corrupción de Transparencia Internacional entre 2016 y 2020 se perdieron por corrupción $92,77 billones y el gobierno no ha planteado un plan de choque contra este fenómeno.
¿Será entonces que esta reforma que amenaza la inversión y pone atributar más a los mismos de siempre si logrará mejorar la equidad?

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