Gran debate se ha originado en la campaña presidencial de los Estados Unidos por la edad de los candidatos, en especial la de Joe Biden que ostenta la nada despreciable edad de 81 años y que de ganar terminaría su período por encima de los 85. Su contendor, Donald Trump, cuenta con 77 años y, de ganar, terminaría su período de 82. La gran pregunta que se hacen los votantes es si a esa edad los candidatos poseen plenas facultades para dirigir la nación más poderosa del mundo.

El caso de más relevantes de gobernantes mayores que han asumido roles fundamentales en la historia de su país es quizás el de Konrad Adenauer, que llegó al poder como Canciller de Alemania Occidental a los 73 años en 1948, y dejó su cargo a los 87 años en 1963, y a pesar de su edad, se posicionó como el padre de la reconstrucción de Alemania. Por su parte, el célebre Winston Churchill llegó a ser primer ministro de Gran Bretaña a los 65 años, pero su último mandato lo terminó pasados los 80 años y su edad no fue óbice para una magnífica gestión al frente de la nación británica en tiempos difíciles. Según CNN, el campeonato se lo lleva sin lugar a dudas Mahathir Mohamad, que fue elegido primer ministro de Malasia a los 92 años. En nuestra querida América Latina, Joaquín Balaguer fue presidente de República Dominicana y dejó el poder a los 89 años. Otro caso que menciona CNN es el de Shimon Peres, que gobernó hasta los 90 años.

Una cosa tienen en común estos mandatarios mayores y es que gobernaron sus países cuando la expectativa de vida en el mundo alcanzaba apenas (décadas del 50 y el 60 del siglo pasado) los 68 años, mientras que en los países de la Ocde hoy esa expectativa de vida es de 78 años. Sería de esperarse que hubiese más número de gobernantes de avanzada edad, ya que con el aumento de estas expectativas viene un mejor estado de salud física y mental, sin embargo, ello no es así. Cada vez los jefes de Estado tienden a ser más jóvenes y eso lo estamos viendo en nuestra región, que ha elegido jefes de Estado menores de 40, tanto de derechas como de izquierdas como son los casos de Boric en Chile y Bukele en El Salvador.

La discusión de fondo es la dicotomía entre la experiencia que se gana con los años y la capacidad física y mental que se pierde también con los años: como dice el dicho popular “si el joven supiera y el viejo pudiera”. Esta dicotomía parecería indicar que la edad ideal de un gobernante está entre los 60 y los 70 años si el país no quiere que el presidente aprenda en el cargo o que por causa de senilidad acaben gobernando por interpuestas personas que no fueron elegidas por el pueblo. Pero salvo en el caso del debate que se ha suscitado en los Estados Unidos con la campaña actual, el tema de la edad poco se ventila. En Colombia no se ventiló cuando López Michelsen aspiró a la reelección a bordeando los 70 años, aunque la edad sí le costó el puesto al presidente Sanclemente, quien llegó al poder a los 85 años y con pésima salud.

La ley 1821 de 2016 establece que el límite de edad para servidores públicos es 70 años, pero claro, esta norma no aplica para los altos cargos de presidente, congresista o ministro, lo cual permite tener ministros un tanto díscolos como Álvaro Leyva, que a sus 81 años es el gran cerebro del gobierno. Colombia ha gozado o sufrido en las últimas décadas de presidentes jóvenes y el experimento ha demostrado, en el mejor de los casos, ser bastante regular.