Problemas complejos
Los problemas que agobian a la sociedad colombiana son supremamente complejos y de allí surge la pregunta si la solución a estos problemas deben ser soluciones complejas que demandan tiempo estudio y búsqueda de múltiples alternativas o si por el contrario existen soluciones simples para resolver las encrucijadas de esta nación.
Las encuestas que se publican frecuentemente nos indican cual es la percepción de la ciudadanía respecto a los principales problemas que agobian tanto al campo como a las ciudades. En la más reciente encuesta Invamer los encuestados identifican la seguridad como el principal problema en las cinco principales ciudades del país. Esa misma impresión queda de lo que informan los noticieros sobre la realidad en pequeñas poblaciones y el campo. La evidencia de atentados contra la fuerza pública, desplazamientos, reportes de extorsiones y las crecientes cifras de secuestros en estas zonas ratifican que es la seguridad la principal preocupación de los colombianos.
Bajo el problema que se identifica con el gran titular de seguridad se esconden otros tantos concurrentes como la violencia, la justicia, el narcotráfico y la descomposición social para solo mencionar algunos aspectos. Esta gran cantidad de elementos que giran alrededor del tema de seguridad demuestran que se trata de un problema complejo con muchas aristas lo que supone que una aproximación a una solución involucra un proceso complejo de estudio de causas y consecuencias.
¿Cuáles son las causas de la inseguridad? La respuesta a esta pregunta pone de presente la complejidad del asunto. Existe diferentes formas de abordar esta pregunta y unas de la más frecuentes suelen rayar con el simplismo y con la ideología. En un bando ideológico están quienes ven el origen de la inseguridad en la pobreza y la desigualdad. Son esta las causas y por lo tanto resolver el detonador de violencia e inseguridad se logra redistribuyendo la riqueza de manera que desaparezcan las causas. Lo demás es cosa de trámite y consecuencia lógica. En el otro bando ideológico se encuentra una causa igualmente simplista; la falta de autoridad, entendida esta como la mano dura del estado que es capaz, por encima de cualquier otra consideración, de superar este grave problema.
Al bando de quienes achacan todo a la miseria podría tildarse, parodiando a Marx, como la expresión de la miseria de la filosofía. Es el simplismo absoluto que reduce a un discurso populista un tema que esta erosionando la vida misma. En esa línea lógica tres o cuatro reformas que en apariencia apunten a superar la pobreza sin importar demasiado si en el fondo crearán más pobreza, son la base para la superación de inseguridad y la violencia y por ello lo que sigue en la agenda es conversar con los actores de la violencia en la seguridad que tan nobles acciones pondrán fin a todo conflicto. Esto se ve claramente en un preacuerdo suscrito con las disidencias de las Farc en el cual ni siquiera hubo necesidad de acordar agenda.
En el otro extremo ideológico, inspirado en la miseria de la filosofía Bukele, están quienes creen que la fuerza es suficiente para acabar la inseguridad y la violencia sin embargo tienen en los ocho años de Seguridad Democrática una lección que demuestra que el problema es más complejo.
Una y otra visión encuentran en el facilismo la comunicación con sus bases, lo que es propio de las acciones populistas tan de moda en nuestro hemisferio.