Emprendimiento, el nuevo motor
El emprendimiento en Colombia ha avanzado y está dejando de ser una promesa y hoy en día está en el camino de consolidación como un HUB de emprendimiento de alto potencial que jalona la atracción de inversión, y desde donde los emprendimientos colombianos, grandes, medianos y pequeños, no solo logran abrirse camino en mercados internacionales, sino que generan grandes rendimientos económicos para sus socios fundadores e inversionistas, creando empleo y contribuyendo al crecimiento del PIB nacional y brindando soluciones para, por ejemplo, problemas trasversales como el medioambiente.
Sin embargo, aún nos queda camino por recorrer. Por un lado, los emprendimientos se enfrentan al gran reto de generar ambientes que fomenten la cultura de la investigación, desarrollo y generación de conocimiento que dejen valor agregado. El gran objetivo de quienes están de este lado, debe ser entonces la generación de nuevas tecnologías, así como nuevos modelos de negocio y conceptos innovadores para potenciar los que ya existen y crear nuevos sustentados en el talento que esté capacitado y formado para afrontar los retos que hoy plantea el ecosistema.
Por su parte, el gobierno debe estar en la capacidad de anticiparse a la velocidad con la que evoluciona el sistema. El gobierno debe ser el principal socio de los emprendedores, sobre todo mediante la construcción de política pública que se alinee realmente con los modelos de estructuración de los emprendimientos, sus necesidades y sus retos.
Desde el ecosistema del emprendimiento entendemos que el contexto institucional está aún en proceso de consolidarse para que el emprendimiento pueda surgir, escalar y consolidarse no solo en clave empresarial. No obstante, hoy está más vigente que nunca la noción de empresario o emprendedor como una carrera tanto deseable como real para las nuevas generaciones, y es así como el tejido empresarial creciente ha logrado apalancar los indicadores de empleabilidad, pues ha logrado absorber la mano de obra remanente producto del desempleo del país. Los tomadores de decisiones no pueden ser ajenos a esas realidades y demandas.
Los emprendedores vienen encontrando, cada vez más, nuevas oportunidades de negocio que han logrado convertir y solidificar en pro de crear, capturar y retener valor en favor de los clientes y consumidores. Eso sin mencionar lo importante que es para dinamizar nuestra economía y aportar al desarrollo sostenible.
Hoy en día, por poner un ejemplo, las cargas impositivas para los emprendedores colombianos son realmente altas y poco competitivas, lo que atenta directamente contra el ejercicio de emprender en Colombia. Además, el gobierno termina llevándose un tercio de todo el negocio sin una contraprestación realmente visible para quienes deciden emprender. Por eso, es que hay que replantear el rol que jueguen las autoridades en el ejercicio de fomentar el emprendimiento y poner en marcha incentivos reales que fomenten la creación de empresa en Colombia.
Por su parte, el legislativo, debe expedir marcos regulatorios que promuevan el emprendimiento, a través de flexibilizar la regulación laboral, exigir el pago a 30 días para proveedores, proteger el crowfunding, la propiedad intelectual, el manejo, el acceso y la explotación de datos, entre otros. Estos temas evidentemente son los que nos falta afinar, y que hoy el ecosistema entiende son oportunidades de mejora para terminar de consolidarnos como epicentro del emprendimiento y lograr recibir el capital que hoy no entra al país.
En pro de impulsar todo este tipo de transformaciones aparecen espacios como el Latin American Ventures Summit, desde donde aprender, inspirarse y hacer networking de alto nivel para lograr desarrollar negocios de alto impacto. Pero lo más importante, desde donde los diversos actores del ecosistema de emprendimiento dan seguimiento e incorporan nuevas líneas de trabajo asociadas al emprendimiento social, las oportunidades para apoyar el crecimiento de las empresas en Colombia.
El emprendimiento es una de las principales rutas que tenemos como país para impulsar la productividad, esa tarea que tenemos tan pendiente, y transformarla en un motor para darles más y mejores beneficios a todos los niveles de nuestra sociedad.