Lo felicito por su designación como director de la Dian y le deseo todos los éxitos en su nuevo cargo. Quisiera iniciar celebrando que su nombramiento se haya dado tras ocupar distintos roles en la entidad y como resultado de una trayectoria como abogado especializado en temas tributarios.
El papel de la Dian en nuestra sociedad es fundamental siempre. Pero ante los desafíos económicos que genera una pandemia, lo es aún más. Por eso, me atrevo a plantear tres temas prioritarios para la agenda de la entidad.
1. Caja para la reactivación económica. En condiciones normales el calendario tributario estaba diseñado para generar un recaudo que se ajustaba a la realidad económica de las empresas. La continuidad de la actividad comercial dependía en gran medida de la demanda de bienes y servicios, más que del cumplimiento de requisitos formales. Ahora, frente a una demanda disminuida, las cargas tributarias representan un peso mucho mayor en la capacidad de las empresas.
Por lo anterior se debe hacer un cambio en la oportunidad del cobro y las facilidades de pago para que las empresas tengan la flexibilidad suficiente para recuperarse y seguir siendo motor de la reactivación. De lo contrario, el esfuerzo productivo -de haberlo- estará dirigido al pago de impuestos y no a la inversión y el crecimiento. Es importante la apertura de la Dian para entender y atender este reclamo.
2. Acelerar la modernización. Es necesario simplificar y modernizar los sistemas de cobro para que el trámite no sea una carga más. El cobro de impuestos debería ser simple para el contribuyente y no un laberinto kafkiano con exceso de multas por indebida declaración y pago. Debe haber más pedagogía y menos sanciones.
El tránsito a los procesos virtuales y su implementación virtual debe reducir ineficiencias, no aumentarlas. Pensar en acabar los incentivos de los funcionarios por recaudo puede mejorar la cultura tributaria, el servicio de la entidad y los abundantes “falsos positivos” tributarios. Educar y facilitar no recaudar a toda costa.
3. Legalidad. Hoy más que nunca es urgente que los evasores de impuestos y la sociedad tomen conciencia de que los bienes materiales que les permite tener el hacer trampa son a costa de comida, educación y salud de los colombianos más necesitados. Se deben empezar a cerrar los huecos que permiten evadir impuestos. La tributación de la familia como grupo, los patrimonios divididos en cabeza de hijos sin ingresos, las donaciones entre padres hijos y parejas deben formalizarse y adecuar el sistema a la realidad.
Además, es sano terminar la policía de la aduana. Los contrabandistas y lavadores son muy poderosos y los intendentes vulnerables. Proponemos crear un cuerpo elite de analistas e investigadores muy bien pagos, seleccionados de forma exigente y que sean ellos los que den esta necesaria lucha.
Estimado director, esperamos que esta sea la primera de muchas conversaciones acerca de los procesos y la entidad que usted lidera. Nuestra intención siempre será constructiva y respetuosa. Gracias por su atención y cuente con nuestros aportes para que la Dian prospere bajo su liderazgo.