Una de las cosas que ha logrado el gobierno Petro, como si fuera magia, es desaparecer de la agenda pública dos temas fundamentales de la conversación nacional: la austeridad y la lucha contra la corrupción. Y es precisamente su falta de atención a estos dos temas, lo que convierte a este gobierno en todo menos el cambio que prometían. Esa magia los convierte en más de lo mismo.
Empecemos por la austeridad. Ser cauto en el gasto tiene por lo menos dos dimensiones. Por un lado, es una señal a la ciudadanía del cuidado con los recursos de todos, evitando gastos y erogaciones que ofenden a una población que en 70% vive con menos de un salario mínimo y 40% con menos de $355.000 según el Dane. Pero no hemos visto al gobierno liderando la reducción de salarios de congresistas y altos funcionarios del Estado, ni tampoco hemos visto mayores controles a temas de gastos suntuarios. Si hemos visto en cambio una doble cancillería por parte de la primera dama viajando por el mundo, edredones de plumas para habitaciones privadas, y en general ningún esfuerzo de ahorro. Ni el Presidente ni sus ministros hablan de austeridad o de dar ejemplo de pulcritud y consideración con los colombianos empobrecidos. Salarios, viajes y un par de televisores no tienen mayor peso en el hueco fiscal, pero hay otros gastos que sí. Por ejemplo, usar recursos públicos en la autopromoción de los gobiernos con contratos excesivos en publicidad y relaciones públicas, se volvió parte de la normalidad colombiana. Y aunque existen amagues, y todo gobierno anuncia su plan de austeridad para ponerse en cintura reduciendo viajes y publicidad innecesaria, el gasto solo aumenta cada año y cada cuatrienio.
El presidente Santos gastó $2,3 billones en autopromoción y eventos entre 2012 y 2014. A Duque le parecía terrible el gasto de Santos hasta que llegó él, y no escatimó en sus contratos para perfilar personalidades, tener programa diario y gastar más de $46.000 millones en publicidad oficial. Petro no da mejores señales. Todos atentos a la televisación de la Petro promoción, con todo y capítulos para streaming. La lucha anticorrupción tampoco aparece en este gobierno. Y no sorprende. Los amigos con los que llegó a gobernar Petro como Roy Barreras y Armando Benedetti tienen más escándalos que interés en la lucha contra la corrupción. Con ellos a su lado sentando política, priorizando proyectos, no es raro que no se hable ni se priorice el asunto. Mejor se siguen haciendo acuerdos con los partidos y la política de siempre.
Petro ha dicho que piensa ahorrar reduciendo las odiosas “nóminas paralelas” e incluso lo presentó en un Plan de Austeridad. Es un fin loable, en especial cuando esos contratos valen aproximadamente $7 billones y cobijan personas con funciones semejantes a las del personal de planta. Este “para Estado” además vulnera derechos laborales. Hasta ahora nos deben la explicación de los criterios de cómo van a prescindir de estos contratos saliendo de lo que no se necesita pero sin “despidos” como han prometido.
Uno de los primeros cambios que se espera de un gobierno “alternativo” es austeridad y reducción de la corrupción. En estos primeros 100 días vamos mal en esa materia. No solo porque faltan políticas serias y detalladas, sino porque no se habla del tema. Y con un déficit fiscal de casi 7 puntos del PIB en 2021 y más de 66% de la población desconfiando del Estado según la Ocde, quedamos asustados de pensar que más desaparecerán los magos de este gobierno en este cuatrienio.