En las últimas semanas hemos empezado a evidenciar lo peligroso que es un gobierno que pone por delante sus sesgos que a los resultados y lo ya construido. Primero, tuvimos el anuncio populista de la ministra Irene Vélez con respecto a las tarifas de energía, que amenaza con dejar sin piso un sistema perfectible, pero que nos ha vuelto menos propensos a los apagones. A pesar de tener hoy una sana inversión que coexiste con regulación y una planeación indicativa, Petro y la ministra se empeñan en volver al modelo de Estado por encima del mercado. Y de manera similar, el desprecio por el mercado, tiene a la ministra de salud, Carolina Corcho, haciendo anuncios que ponen en altísimo riesgo las finanzas del sistema, y de paso, el derecho fundamental de los colombianos a la salud.
A pesar de que es cierto que las tarifas de energía eléctrica pueden revisarse, la forma como lo ha encarado el gobierno Petro y la ilustre ministra Vélez, demuestra una profunda ideologización y una actitud que desconoce los riesgos de intervenir nuestro sistema. La complejidad del sector eléctrico resalta la importancia del arreglo actual en el que han emergido un mercado fuertemente regulado, que ha producido un balance positivo en cuanto a la sostenibilidad de la matriz energética, el crecimiento de las empresas nacionales como jugadores internacionales, y que en su conjunto velan por la estabilidad en el suministro del fluido eléctrico.
Es muy fácil denigrar de las tarifas de energía, y sin duda hay abusos y fallas que pagan los jugadores del sistema, incluyendo a los ciudadanos. Sin embargo, no se puede olvidar que antes de la ley eléctrica de 1994, la generación, transmisión y distribución de energía tenía demoledores problemas; en especial para garantizar el servicio. Eran tan malas las señales que producía el Estado con su planeación central, que unos años antes del famoso apagón de 11 meses en 1992, el ministro de energía aseguraba que el sistema estaba sobredimensionado cuando de hecho fue todo lo contrario.
La colega de Irene, Carolina Corcho, en la cartera de salud, no se queda atrás en planteamientos alarmantes y populistas. Es tal el deseo de la ministra de cambiar el sistema que nos advierte que se debe crear una crisis. Nos dice que “es inminente el fin de las EPS” y luego entra a explicar cómo creará un modelo alternativo, sin afiliaciones y sin “intermediación financiera”. Omite la ministra que la cobertura en salud se dobló con el sistema actual, y que sus anuncios incentivan a que las EPS deterioren el pago y servicio, pues ya las han sentenciado a muerte. Esta crónica de una muerte anunciada al sector salud aumenta el riesgo de que las EPS deterioren su servicio e indicadores financieros al quedar sin incentivo alguno para atender y pagar. Esta crisis evidente que señala la ministra Corcho con un paso necesario para su nuevo modelo, y que pasa por la eliminación de las EPS, olvida que hay un conocimiento y “know how” en ellas en cuanto al funcionamiento del sistema, que se elimina de un solo tajo en favor de una llamada territorialización que no es otra cosa que estatizar el servicio de salud.
El fortalecimiento de la red pública de hospitales es una necesidad que nadie niega. No obstante, no puede ser la excusa para hacerle un cambio extremo a un sistema que ha mostrado avances sustanciales para los indicadores de salud de la población. Es una
torpeza monumental y evidencia que la Corcho no es capaz de ver más allá de su posición crítica al sistema, y hace caso omiso al mandato de “construir sobre lo construido”. E igual a su colega Vélez, ignora cómo este mercado, regulado y complejo ha traído beneficios y puede utilizar lo aprendido y apalancar el conocimiento de los jugadores existentes en la temida “intermediación” para beneficio de la ciudadanía y usuarios del sistema.
Es muy angustioso ver que dos sistemas, que merecen revisiones, pero que han dado resultados positivos para el país, tengan semejantes amenazas por una aversión a los mercados que cada vez se hace más evidente por parte de este gobierno. Por la energía y la salud de los colombianos, ojalá haya algo de humildad, mucha escucha y capacidad de construir sobre los logros que ha tenido el país en ambos aspectos. Por ahora no luce bien.
PD. ¿Qué dirá Alejandro Gaviria, exministro de salud, defensor del sistema y hoy parte del gobierno Petro de lo que está haciendo la actual MinSalud?