Analistas 27/05/2023

El líder sí es un faro moral

Claudia Dulce Romero
Directora de Extensión y Egresados, Universidad del Rosario

Cuando hablamos de ética y liderazgo pensamos en el ejemplo que debe dar el líder. Diariamente, estas personas deben enfrentar la toma de decisiones que, en algunas oportunidades, está cargada de dilemas éticos. Los líderes intentan hacer lo que es correcto y conveniente para la organización, pero esto no es tan fácil como se cree.

En el libro ‘Por otro camino. De regreso a lo humano’, Carlos Raúl Yepes, expresidente de Bancolombia, cuenta el caso de las neveras, en el que Almacenes Éxito cometió un error humano publicando un nevecón de $4 millones en $400.000.

Según Yepes, en Bancolombia muchas personas aprovecharon el error y compraron varias neveras para después revenderlas. Algunos empleados del banco les decían a otros: “No sean bobos, aprovechen que en la página de internet del Éxito hay un error” (Yepes, 2017), promoviendo así la cultura de la viveza. Cuando el presidente se enteró de la situación, varias personas del banco ya habían comprado una o más neveras, y en ese momento él sintió que debía hacer algo.

Si se analiza el caso, Yepes no tenía “velas en ese entierro”, pues fue un error del Éxito. Sin embargo, se sorprendió de cómo varios de sus empleados sacaron provecho del error, así que decidió no quedarse callado.
En primer lugar, le escribió un correo al presidente de Almacenes Éxito en el que le ofreció excusas por lo sucedido y resaltó el desafío de trabajar día a día por promover la ética. Luego, compartió algunas reflexiones sobre la situación en un blog interno de Bancolombia e invitó a las personas a fomentar la empatía: “¿Qué pasaría si fuera alguno de nosotros quien cometiera un error en el ofrecimiento de un producto? ¿Esperaríamos la comprensión y el apoyo de los clientes?” (Yepes, 2017)

Lo que más me gustó de su reflexión fue la siguiente frase: “Ojalá podamos, todos los días de nuestras vidas, mirar a nuestros hijos y seres queridos a sus ojos y poder decirles, con orgullo, que somos seres íntegros en toda la extensión del concepto. Porque la integridad no admite términos medios: se es o no se es.” (Yepes, 2017)

Este caso de estudio es realmente fascinante, tanto así que el doctor Quijano, director de este diario, decidió publicar la historia. Es interesante porque reafirma que los valores que guían nuestras vidas están influenciados por nuestras familias, la educación, la religión, los medios de comunicación, la tecnología, las redes sociales y, sin duda, el lugar en el que trabajamos. Al enfrentarnos a estas múltiples y diversas variables, nuestra forma de reaccionar frente a estas situaciones suele ser muy diferente.

Como líder, Carlos Raúl prefirió conectar sus valores con los de su organización y con los que espera que sus empleados promuevan. En este punto cabe recordar que, adicional a los valores de cada persona, las organizaciones también tienen valores, y estos representan los principios bajo los cuales debemos trabajar y tratar a los demás.

Aunque estos valores suelen estar publicados en la página web de las organizaciones o se presentan a los empleados en las inducciones de la compañía el primer día, se debe hacer un gran esfuerzo para que los empleados los interioricen. En esa labor, el líder desempeña un rol fundamental. Por un lado, debe ser coherente con lo que piensa, predica y hace, pues sus decisiones suelen ser analizadas por los trabajadores. Por el otro lado, debe recordar constantemente los valores en su trabajo diario y su comunicación.

Sí, el líder es un faro moral y debe trabajar en su desarrollo personal para lograrlo. Esto no implica que no se equivoque, ni más faltaba. Pero que aun cometiendo errores tenga en cuenta las consecuencias de sus actos y en cómo puede afectar a las demás personas.

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