Juventud forjada en hierro: la cara tech en Colombia
jueves, 28 de agosto de 2025
Claudia Dulce Romero
La semana pasada asistí al Colombia Tech Fest, un evento que reunió a líderes del emprendimiento y la tecnología. Fue impactante ver la cantidad de personas, sobre todo jóvenes, que están apostándole a que nuestro país sea un referente en innovación en la región.
En la conferencia inaugural escuché a los hermanos Bilbao: Daniel, cofundador de Truora, y Andrés, cofundador de Rappi. Dos líderes que han abierto camino en Colombia con aciertos y desaciertos, y que hoy inspiran a nuevas generaciones.
Me sorprendió oírlos decir que les daba envidia ver a los jóvenes de 25 años emprender, porque ahora tienen más oportunidades que las que ellos tuvieron al iniciar. Es cierto: en esos comienzos no existían ecosistemas de emprendimiento y tecnología tan robustos como los de hoy. Pero también es verdad que la competencia no era tan intensa. Y esa competencia actual es, en realidad, una buena señal: significa que el terreno ya está abonado. Por eso las enseñanzas de estos líderes deberían escucharse en otros sectores, siempre guardando las proporciones del riesgo.
En el mundo tech, el talento joven encuentra un terreno fértil. Se premia a los líderes jóvenes que se están arriesgando para crear nuevos proyectos o ideas. Se reconoce el empezar temprano porque les permite fracasar y volver a comenzar, sobre todo para aprender y seguir abriendo camino en esta industria. En otros sectores, liderar a los 25 años es casi impensable, porque aún persiste la idea de que “faltan canas” para dirigir una empresa.
Quizá por eso muchos líderes aprenden en las grandes organizaciones y después pasan a crear sus propios emprendimientos. En esas nuevas apuestas siguen contando con el apoyo de sus exjefes, quienes en ocasiones se convierten en inversionistas porque ven el potencial de lo que aprendieron.
Aunque en muchos sectores se habla de la importancia de la red de apoyo, el mundo tech emprendedor lo lleva a otro nivel.
Los fundadores de este sector se conectan, comparten y, lo más valioso, se apoyan incluso en los fracasos. Durante el festival escuché a María Echeverri, fundadora de Muni, contar cómo el cierre de su empresa es ahora un caso de estudio en el ecosistema, en el que se comparten aprendizajes de resiliencia y el valor de los “fail fast” como crecimiento colectivo. La buscan para saber cómo cerrar de manera exitosa.
El Colombia Tech Fest me dejó un recordatorio importante: la verdadera innovación no está solo en los productos o servicios, sino en la cultura que construimos. Colombia necesita seguir potenciando la valentía de los líderes de la industria de la tecnología y del emprendimiento. Debemos fomentar el riesgo, compartir e inspirar a otros para creer que se puede volver a empezar, porque hay segundas, terceras e infinitas oportunidades y posibilidades.
Ver a jóvenes que se forman en grandes compañías de tecnología para luego lanzarse a construir sus propios sueños, que hablan con naturalidad de sus errores y comparten lo que aprendieron, es la mejor muestra de que vamos avanzando a pasos valientes y firmes. Y que los jóvenes en Colombia no son de cristal, son de un hierro fuerte, capaces de fundirse, moldearse y renacer frente a la adversidad.