Durante los últimos meses hemos estado bombardeados de un negativismo colectivo sobre la situación actual del país. Ahora bien, a pesar de ser consciente de los retos que debemos afrontar, hay razones por las que considero que no estamos tan mal como lo pintan. En este 2020 -como propósito- podemos ser positivos con la realidad de Colombia y, en vez de esperar que las cosas cambien, tomemos cartas sobre el asunto para llevar al país donde lo soñamos.
Evidentemente hay mucho por hacer para que seamos una nación más justa y pacífica; pero al contrario de muchos, creo que la solución no está en cabeza exclusiva del Estado, sino que el cambio está en la cooperación entre la sociedad civil y el poder público. Por fortuna, la falta de diligencia del gobierno se ha venido supliendo con la “berraquera” de los colombianos. El GEM global 2016/2017 determinó que Colombia es el tercer país del mundo y el primero en Latinoamérica con mayor emprendimiento y que el 53% de la población adulta ha tenido intención de crear empresas en los últimos 3 años.
A pesar de la falta de infraestructura con la que cuenta el poder público para poder concretar los fines por los que fue creado, el país no solo tiene la ventaja de contar con un pueblo emprendedor, sino que además es una ciudadanía que poco a poco ha ido creciendo el sentido de responsabilidad social y ambiental.
El Estado puede empezar a ver a los empresarios como aquellos aliados que requiere para llegar a todos los rincones del país. Por ejemplo, puede utilizar a Khan Academy, un emprendimiento que busca brindar educación gratuita de calidad a todos los ciudadanos a través de medios digitales, para disminuir el nivel de analfabetismo y mejorar la calidad educativa de los jóvenes, especialmente a aquellos en las zonas rurales.
Este boom de emprendimiento es una gran oportunidad para construir una sociedad más equitativa, pero para ello, el Estado no puede seguir siendo ajeno a la coyuntura global y a las necesidades de los emprendedores. Como ciudadanos hemos hecho un gran avance en volver las ideas en un negocio tangible, pero para lograr el cambio que deseamos, es necesario empezar a cooperar entre nosotros, a generar una cadena en donde todos ganen y fortalecer el ecosistema empresarial, en el cual se cree valor en cada etapa. Lograr esta colaboración solo es posible con un gobierno más involucrado, el cual se vuelva un aliado de las compañías, se involucre en las tendencias y que no desconozca las nuevas tecnologías. Con una mejor relación entre lo público y lo privado es posible crear un país con oportunidades para todos.
Tenemos la fortuna de vivir en un momento de crecimiento del país, dejando de un lado la guerra para fortalecer la paz y en esta etapa tenemos la oportunidad que el Estado y los emprendedores trabajen juntos para generar valor, no solo a sus stakeholders, sino también a la sociedad y de esta forma mejorar la calidad de vida de muchos más colombianos.