¿Cómo la descentralización puede aportar al cierre de brechas territoriales?
En Colombia el lugar en el que nacemos y vivimos determina las probabilidades de muerte del infante y su madre al momento del parto, la esperanza de vida, el resultado de las pruebas saber, los años de escolaridad, la cantidad y calidad de las carreteras, la conexión a la internet, la posibilidad de acceder al crédito y empleos, así como la exposición a las guerras por el control de los territorios y sus recursos. Los derechos y privaciones se organizan territorialmente en todas las escalas. (mapas 1, 2 y 3).
A nivel nacional Bogotá concentra una cuarta parte del PIB de todos los departamentos. El “triángulo de oro extendido”, conformado por Bogotá y los departamentos de Santander, Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca y Atlántico concentran el 78% de la actividad industrial del país. A nivel intra-departamental, las ciudades capitales y sus áreas metropolitanas representan más de 50% del Valor Agregado Municipal (VAM) de cada departamento.
Así como se configuran “centros” también se mantienen “periferias” como los departamentos de Vichada, Guainía, Vaupés, Chocó, La Guajira, Amazonas y Guaviare. También enormes son las brechas entre municipios en particular en los departamentos más ricos como en Cundinamarca donde el VAM per cápita de Ubalá es 19 veces el de Paime. En Antioquia los municipios de Sabaneta y Rionegro tienen coberturas de acueducto de casi 100% mientras que en Vigía del Fuerte y Murindó es de 10%. De hecho, el Índice de Pobreza Multidimensional de Murindó es de 90,3% mientras que el de Envigado es de 9,2%. En términos de desempeño institucional también hay grandes distancias entre el mayor y el menor: mientras Medellín alcanzó 95 puntos, Uramita y Murindó obtuvieron 36.
La persistencia de las inequidades entre regiones, departamentos y al interior de estos se mantiene después de 36 años de iniciado el proceso de descentralización de la política social complementado con la focalización de subsidios a grupos vulnerables. Por ello, es necesario introducir la dimensión productiva en el proceso de descentralización para descentralizar las oportunidades de desarrollo económico y generación de riqueza en las periferias de todas las escalas.
El Fondo de Convergencia Económica Territorial -Fecet- sería una transferencia financiada con recursos de la nación para cerrar brechas de desarrollo económico entre los municipios de los departamentos, empezando por aquellos de menor capacidad fiscal respecto del promedio nacional.
Esta apuesta por la equidad territorial realzará el papel del nivel intermedio de gobierno, permitirá superar en parte el desfase entre competencias y recursos asignados, pondrá a prueba la solidaridad del nivel central para ceder recursos y permitirá a los departamentos fortalecer su capacidad de gestión, así como liderar las alianzas supra municipales de desarrollo. El objetivo: fortalecer sistemas económicos territoriales solidarios y equitativos, que cierren las brechas económicas, en bienestar y capacidades que hoy existen.