Los emprendedores: héroes modernos
Resulta muy tranquilizador ser empleado y recibir cumplidamente un pago semanal o quincenal sin importar las dificultades que pueda tener su empresa fruto, por ejemplo, de las difíciles circunstancias por las que atraviesa el país a raíz de la actual pandemia.
Detrás de esa consignación, que naturalmente corresponde a la labor que se realiza, hay un esfuerzo escondido de emprendedores que hicieron una apuesta arriesgada por crear empresa y generar empleo. Esas personas, mujeres y hombres, que se aventuraron por la independencia y quienes atraviesan altas y bajas, logros y desaciertos pero que, aún en las situaciones más complejas, cumplen a cabalidad la decisión que tomaron de ser positivos y, sobre todo, de no rendirse.
Tiendas, sastrerías, bares, farmacias, papelerías, hostales, panaderías y muchas más pequeñas o medianas empresas. Todas con el natural objetivo de generar utilidades; claro, nadie trabaja para estar más pobre sino para vivir bien, o cada vez mejor si es posible. Eso no es pecado.
En estas personas, en estos empresarios, podemos reconocer rasgos comunes: creatividad, ganas, perseverancia. Estos emprendedores han puesto en juego su patrimonio, han invertido su tiempo, corren todos los riesgos. Su día a día es un abanico de emociones: momentos alegres y difíciles, satisfacciones y dolores de cabeza.
Todos sufren por los mismos temas: preocupación por acceso al crédito, por cumplirle a los proveedores, por responder por la carga impositiva que sustenta las finanzas del país y, por supuesto, por la gran responsabilidad que genera el pago de la nómina. Su lucha diaria por sobrevivir con su empresa y sus empleados los hacen, sin duda, ejemplo de héroes modernos.
Incertidumbre y hasta miedo son palabras que utilizan estos luchadores en los actuales momentos de crisis. En muchos casos los gastos de arrendamiento y los salarios de sus empleados se han mantenido en 100%. Los ingresos, por el contrario, han dejado de ser los mismos, no paran de fluctuar y en los mejores momentos han alcanzado 60 o 70%.
El panorama actual es volátil e incierto y ofrece toda una gama de análisis. La Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas -Acopi-, advirtió que poco más de 600.000 empleos se podrían perder en el país por falta de recursos para pagar nómina. Por otro lado, pensando en positivo, se plantea un optimismo moderado reflejado en los esfuerzos de todo tipo que se hacen para mantener a flote estas iniciativas empresariales y un renacer de la economía.
Los momentos de crisis sirven y servirán para reacomodar las fuerzas, respirar, abonar el terreno. La invitación es a valorar y apoyar la labor de estos heroicos empresarios, a rodearlos, a protegerlos, a quererlos. A entender que muchas veces hacen esfuerzos que sobrepasan sus capacidades financieras y hasta personales.
A entregarles una voz de apoyo, a hacer equipo con ellos, a sumarles y no a restarles. A respetarlos, a no atacarlos. A entender que sin ellos esta sociedad pasaría momentos mucho más complejos. Al fin y al cabo, lo verdaderamente transformador en un país como el nuestro es crear empresa y generar empleo.