Sí, Bogotá tiene la tasa de homicidios más baja en 25 años, sin embargo, la percepción de seguridad de la gente empeora. La gente que vive o transita por Bogotá no se siente segura. Cuando uno camina por la ciudad va mirando constantemente atrás, esconde como un tesoro el celular, guarda la plata en algún bolsillo estratégico de la ropa, cuando maneja deja un espacio bastante amplio entre carro y carro en un semáforo por si la moscas, entre muchas otras tácticas que hemos desarrollado para afrontar la inseguridad de la ciudad.
En Bogotá, solo en febrero se presentaron 58 homicidios, 1.666 lesiones, 614 hurtos a residencias, 266 hurtos a motocicletas y 256 a automóviles y 598 hurtos a bicicletas. La ciudad ha hecho esfuerzos por mejorar, pero aún nos falta mucho para que sea una ciudad segura, vivible, confiable y que nos de calidad de vida.
La discusión de mejorar la seguridad desde nuestra policía no se puede quedar simplemente en el aumento del pie de fuerza. Es claro que Bogotá tiene un déficit de policías, pero aumentar su número no necesariamente se traduce en el mejoramiento de los índices de seguridad. Necesitamos proponer cosas diferentes para obtener resultados distintos, por ejemplo, una estrategia de seguridad inteligente basada en un modelo de innovación y tecnología en distintos niveles: prevención, reacción y judicialización del delito.
La prevención requiere la detección temprana de patrones criminógenos. Esto no me lo inventé yo, es un tema que ya se está usando en el mundo y se llama la predicción policial o PredPOL. Es más, con está herramienta se logró reducir en 20% los crímenes en Los Ángeles y en Uruguay se ha implementado el modelo y se está a la espera de los primeros resultados. Esta herramienta incluye tres fuentes de información: históricos del delito (dos a cinco años de data), tipos de delitos y localización y hora del delito. Lo anterior, mediante machine learning define un algoritmo que permite predecir dónde y cuándo se va a producir un delito. Así se sobrepasa la visión tradicional de los puntos calientes y con tecnología se complementarían las habilidades policiales para la detección de amenazas y mejorar la planeación del servicio de policía.
Bogotá necesita apuntarle a un modelo de vigilancia inteligente. Esto implica mejorar sus instrumentos de seguridad y control. Por ejemplo, avanzar hacia la integración de cámaras públicas y privadas. También que cada una de las localidades, pueda contar con sistemas aerostáticos de control y de seguridad con capacidad de captura de largo alcance a 360 grados y conectadas en tiempo real con los centros de operaciones de la policía nacional.
Pero también, creo yo, es muy importante que la ciudadanía ejerza control social sobre los delincuentes. Como bogotanos nos indignamos cada vez que vemos que a los atracadores los atrapan y los sueltan ahí mismo. Hay criminales que han reincidido hasta 40 veces y siguen delinquiendo diariamente. O qué decir de los violadores de niños. Cuando fui Concejal de Bogotá propusimos el muro de la infamia para violadores y la Corte nos lo tumbó argumentando el derecho al buen nombre. Siempre me pregunté si pesaba más el buen nombre de un violador que los derechos de un niño. Pero ya superando esta discusión, también lo vuelvo a traer a colación para usarlo con los delincuentes de las calles bogotanas. La vergüenza y el control social nos lleva a la autorregulación.