Tribuna Universitaria 14/09/2018

De Expocamacol y otras ferias

David Trujillo González
Estudiante de Ingeniería Civil

Hace dos semanas se llevó a cabo Expocamacol, la feria de empresas y profesionales asociados al sector constructor más importante de Colombia y Latinoamérica principalmente por las expectativas de negocios gestados allí, que rondan los US$250 millones; la asistencia de diversos representantes del sector; y, finalmente, la inyección a la economía local, que este año superó los US$12 millones.

El evento lo lidera Camacol Antioquia cada dos años con apoyo de Procolombia y la Cámara de Comercio de Medellín; este año se dieron cita en dicha feria 410 compañías, sin mencionar los 239 compradores extranjeros que vinieron con el fin exclusivo de exportar productos y servicios de la industria constructora colombiana a cada uno de sus 26 países de origen.

En el desarrollo de la feria acompañé a empresarios brasileños -todos constructores- en busca de tecnologías y productos innovadores con el propósito de adoptarlos en la ejecución de sus proyectos inmobiliarios que, en promedio, rondan las 10.000 casas anuales, valoradas en más de US$340 millones, lo que indica que son personas y empresas con una importante capacidad de compra.

Por lo anterior, el impacto de la feria aparenta ser indiscutible y las cifras mencionadas suenan muy bien. Sin embargo, es necesario enfocar el lente en dos temas específicos: la pobre garantía de los indicadores de ésta y otras ferias; y la deslegitimación que vienen percibiendo este tipo de eventos en el mundo por causa de la baja confiabilidad de la información que se maneja y la poca representación de compañías de menor envergadura, a las que se les imposibilita participar en ellas.

Con seguridad se puede afirmar que las cifras reportadas por los entes organizadores son carentes de todo rigor y control, puesto que en la práctica estos números salen de un estimado que se les solicita hacer a los compradores a sabiendas de que gran parte de estas negociaciones son improbables en el corto y mediano plazo.

Esa carencia de veracidad en la información lleva a pensar si realmente este tipo de eventos son los ideales para concretar negocios con extranjeros y relacionar empresarios, puesto que pareciera mayor la expectativa generada alrededor del sector y la economía que el aprovechamiento efectivo por parte de nuestras empresas.

Lo cierto es que de los US$22,5 millones que supuestamente se transaron durante esta importante feria, un porcentaje considerable no pasó de la especulación. En definitiva, con eventos de esta magnitud no se perciben negocios que sustenten la inversión de realizarlos -incluso si los recursos fueran del erario- y los beneficios para el sector tampoco saltan a la vista.

Con la globalización de la información y la tecnología que existe hoy, es crucial pensar en una variante para este tipo de ferias, las cuales lleven a concretar negocios reales y tengan un impacto certero en la economía de cada sector específico.

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