Ser mujer no es fácil, ni en Colombia ni en casi el resto de los otros países. Además, si solo por el hecho de ser mujeres en una sociedad claramente machista ya les representa centenares de injustos obstáculos, otros más se les suman cuando tratan de lanzarse al mundo del emprendimiento.
Las cifras de mujeres emprendedoras en nuestra nación es baja. A 2017, el 25% de los emprendedores colombianos eran mujeres. Si bien es la mejor cifra en América Latina, sigue siendo paupérrima frente a lo que debería ser y la cifra por sí sola no refleja una preocupante realidad: que la mayoría de este 25% emprende por necesidad, y lo hace a través de tiendas de barrio.
A la hora de ver a mujeres en crecimientos de alto impacto, esos que permiten detonar un fuerte crecimiento socio económico, su participación es mínima.
¿A qué se debe esto? Claramente, no es por falta de ganas o porque no quieran emprender. Las razones, en su mayoría, son ajenas a ellas. Según varios informes internacionales, esta pregunta tiene varias respuestas:
-Enfrentan barreras asociadas a su género al percibirlas como menos capaces y menos preparadas para desarrollar negocios.
-Sus emprendimientos cuentan con menor capital que los emprendimientos conformados por equipos netamente masculinos.
-Cuentan con menos networking y capital social nacional e internacional, lo que les impide el crecimiento de sus negocios.
-Las mujeres cuentan con menor acceso a asesoría y consultoría especializada para hacer crecer sus empresas.
Esta realidad es preocupante, y no solamente para las mujeres, sino para la economía del país, pues es un activo fundamental que se está desaprovechando. Según The Boston Consulting Group y MassChallenge, los emprendimientos fundados por mujeres generan el doble de rentabilidad que los de los hombres, pese a recibir menos financiación.
Asimismo, la Universidad de Stanford señala que las empresas de base tecnológica con líderes femeninas generan un retorno de inversión 35% mayor que las que tienen a líderes hombres. Frente a los beneficios, las primeras genera un 12% más que los segundos.
Y para cerrar, según el Global Entrepreneurship Monitor, las mujeres emprendedoras y empresarias tienen un 5% más probabilidad de ser innovadoras que los hombres.
Cabe resaltar que esta es una problemática que el gobierno del Presidente Iván Duque está abordando de frente y en los últimos años, a través de Innpulsa, ha adelantado programas que buscan aumentar la equidad de mujeres emprendedoras.
Innpulsa, que es la entidad del gobierno que promueve la innovación, el emprendimiento y el desarrollo empresarial, ofrece entrenamientos especializados, experiencias internacionales para fortalecer la red de contactos y acceso a financiamiento, en los que además da capacitaciones sobre cómo pedir y negociar financiación.
Colombia claramente necesita con urgencia más mujeres en emprendimiento. Un buen primer paso para ellas es contactarse con Innpulsa, para que las guíen y les suministren las herramientas mínimas necesarias para comenzar a estructurar sus proyectos de alto impacto.
Afortunadamente cada vez suena con más fuerza y vigor la voz de la mujer y qué bueno contar con una entidad como Innpulsa para romper los techos que la sociedad les ha impuesto a ellas. El emprendimiento femenino claramente es el camino para un mejor país.