El discurso de Joe Biden el 28 de abril de 2021 sobre el Estado de la Unión ante el Congreso norteamericano nos deja un mensaje claro a Latinoamérica, no por lo que dice, es porque no nos menciona. Ni a Latinoamérica en general ni a los países en particular. Solo una corta mención a El Salvador, Honduras y Guatemala por el problema migratorio.
El asunto es que la región ha ido paulatinamente cayendo en la irrelevancia en las últimas tres décadas, luego de la finalización de la Guerra Fría. A finales de la década de los 90’s, Hakim (1999) escribió “¿Está Latinoamérica condenada a fallar?”. En su análisis señala que las reformas de los noventa habían tímidamente recuperado el crecimiento, pero estaba por debajo del 3,4% necesario para superar la pobreza según el Banco Mundial. El autor dice “… el brillante futuro de América Latina comienza a parecerse mucho a su feo pasado. Los milagros políticos y económicos que muchos esperaban hace una década no van a suceder.”
La irrelevancia de la región ha sido discutida en múltiples artículos. Casas-Zamora (2009) escribió “Elogio de la irrelevancia de América Latina” señalando que “…esos días dorados de la Alianza para el Progreso no volverán pronto. Tampoco es necesario. La irrelevancia latinoamericana para la política estadounidense desde el final de la Guerra Fría ha sido en gran medida positiva para la región.”
Siguiendo esta misma línea, Bonnor (2012) publicó “A nadie le importa América Latina”. Por su lado, Feoli (2007) escribió “América Latina: descuidada pero no irrelevante”. Y recientemente, Malamud y Shenoni (2020) publicaron en Foreing Policy “América Latina está fuera del escenario global, y eso está bien” señalando que “América Latina está disminuyendo tanto en peso económico como en relevancia política.”
Luis Sanchez-Masi ha estado publicando una serie de estudios sobre el tema, el primero de ellos a comienzos de este año se titula “El futuro incierto de América Latina”. Señala “¿Por qué los países latinoamericanos están perdiendo relevancia económica en el mundo? A pesar de que varios factores podrían ser reconocidos como responsables de esta situación, lo más destacado parecerían ser el entorno socioinstitucional y las políticas económicas seguidas desde la década de 1980”.
Un estudio de IPSOS titulado “Sentimiento de Sistema Roto en 2021”, realizado en 25 países, de los 10 primeros que consideran que su sociedad esta fracturada, 5 son Latinoamericanos. Igual ocurre con los que consideran que su país está en declive. Estos mismos países lideran el “Índice de sistema roto” que se basa en el grado en que estas cinco aseveraciones son compartidas por la población: 1) La economía de mi país está amañada para favorecer a los ricos y poderosos. 2) Los partidos tradicionales y los políticos no se preocupan de personas como yo. 3) Para que se arregle el país necesitamos un líder fuerte que se salte las reglas. 4) El país necesita un líder fuerte que lo saque de las manos de los ricos y los poderosos. 5) Los expertos de este país no saben cómo vive la gente como yo.
Inquieta el estudio. Latinoamérica necesita repensarse desde su propia gente y lo que piensa sobre cómo superar la pobreza, construir equidad y generar mayor ingreso. La visión simple de dependencia del estado se agotó y derivó, como evidencia el estudio de Ipsos, en una profunda crisis de credibilidad de los gobiernos, los partidos y los políticos actuales.