El sueño de tener vivienda propia
Para los hogares colombianos, tener vivienda propia sigue siendo uno de sus mayores sueños. Quizás esa sea una de las razones que explique por qué, pese a la crisis económica que vive el país por cuenta de la pandemia del covid-19, el 2020 fue un año récord en ventas de vivienda nueva.
Según cifras de Galería Inmobiliaria, se vendieron alrededor de 176.000 unidades de vivienda VIS y No VIS, con un crecimiento anual del 8%. Las ventas de viviendas nuevas de interés social (VIS), aquellas cuyo valor final no superan los 150 salarios mínimos mensuales legales vigentes (Smmlv) para ciudades principales equivalente a $136,2 millones y 135 Smmlv para el resto del país en 2021 fueron el motor de este resultado, explicando 71% del total de unidades vendidas, con un crecimiento del 11% frente al año anterior.
Los primeros meses del año, están confirmando la buena dinámica del 2020, y alcanzando récords históricos en número de unidades vendidas.
Otra de las razones que ha venido impulsando la adquisición de vivienda por parte de los hogares colombianos, es la política pública, que a través de subsidios para la cuota inicial y para los intereses del crédito, ha disminuido el costo de las viviendas nuevas para los hogares de ingresos medios y bajos. Es indudable el impacto social que genera mejorar las condiciones de vivienda y el patrimonio de los hogares, así como el papel que juega el sector de la vivienda como dinamizador de la economía, pues al construir edificaciones se demandan insumos de muchos sectores (v.gr. cemento, muebles y madera, vidrios, tubos, cables, etc.) y se genera empleo para mano de obra no calificada.
Además de los constructores y Gobierno, el sector financiero juega un rol importante en el proceso, en la medida en que el monto de la inversión demanda financiación. El hogar aporta un mínimo de 20% del valor de la vivienda, y adquiere un crédito de largo plazo por el resto del valor de la vivienda. Así, el sueño de tener casa propia, en todo el sentido de la expresión, se convierte en realidad una vez se concluye el pago del crédito.
Para hogares de ingresos bajos e inestables, atender oportunamente el pago del crédito por 10, 15, 20 o más años, requiere mucha disciplina y esfuerzo. Paralelamente, el Gobierno ha desincentivado la mora en estos créditos, pues el beneficio se pierde cuando el crédito supera los 90 días de mora. No obstante, cuando el beneficio se termina después de los primeros siete años, la cuota del crédito se incrementa hasta 30%, afectando las finanzas del hogar. Es por ello, que al entender la situación de muchos hogares que ya han atravesado por este momento, el Banco Caja Social decidió desde comienzos del año pasado, extender este beneficio por el resto de la vigencia de todos los créditos hipotecarios para vivienda de interés social (VIS) nueva. Esta medida evita el impacto negativo sobre las finanzas y el bienestar del hogar y mitiga el mayor riesgo de no pago del crédito, para que el hogar logre consolidar su sueño de tener casa propia.
Estamos seguros que esta decisión complementa los esfuerzos del Gobierno y de las familias, haciendo realidad el propósito común de permitir que más hogares colombianos sean propietarios de su vivienda.