Se publicó recientemente en titulares que Colombia solo produce el 35% del promedio de la Ocde. Varias aproximaciones se hicieron sobre las condiciones de trabajo, sobre la eficiencia de las empresas, sobre el tráfico y la calidad de vida en las ciudades, y sobre todo sobre el gran problema de educación.
La cifra del 35% está relacionada muy estrechamente con el Ingreso per cápita, obviamente el ingreso laboral y el valor del producto del trabajo se reflejan en el resultado económico general. Si nuestro ingreso per cápita está en el orden de US$7.000 y el ingreso per cápita de la Ocde está por encima de los US$$23.000, y con tasas generales de participación en el mercado del trabajo en ordenes relativamente similares, pues la cifra no puede ser diferente.
El asunto es que las medidas de productividad (entre ellas el ingreso per cápita) dan cuenta de una razón entre el valor del producto y los recursos requeridos, en este caso, número de trabajadores o habitantes del país.
Para el caso de la Estadística de Productividad de la Ocde, se divide el valor de lo producido en una hora, mes o año de trabajo del individuo.
El punto clave no está en el denominador (el divisor de la ecuación), que además no podemos cambiar, es un inamovible social. El número de trabajadores o de habitantes no solo es lo inmodificable en la ecuación, es la razón de que exista no solo la ecuación sino la economía y la política de desarrollo. El punto clave es el numerador ¡El Valor del Producto!
Si producimos cosas simples, de bajo contenido tecnológico, obtenemos poco por ello. Los países que saben hacer cosas simples ganan poco. Si la gente se ocupa de productos básicos, de textiles, banano, café, aguacate y equipos simples, su ingreso está en promedio en US$7.000 per cápita año. Si el país sabe desarrollar software, medicamentos, electrónica avanzada, su ingreso está por encima de las US$23.000 per cápita año.
Esto se llama patrón de especialización, y simplemente en Colombia y Latinoamérica tenemos un mediocre patrón de especialización. De reconocer esta situación a principios de la década de los 2000 fue que se iniciaron las estrategias de innovación a nivel mundial con las propuestas de Nelson y Pavitt, de Sajaya Lall en Oxford (Dosi, Nelson y Winter, 2000), y de Ricardo Hausmann en Harvard (Hausmann y Rodrik, 2003; Hausmann, Hwang y Rodrik, 2007). Incluso la Cepal propuso la estrategia de Trasformación Productiva (Cepal y OREALC, 1992).
Por qué después de dos décadas el balance sigue siendo tan pobre en Latinoamérica, si en 20 años China, Corea, Israel o Irlanda lograban cambios de su patrón de especialización tan radicales (Stiglitz, 1996). La respuesta es el tema central de investigación a nivel global. La hipótesis que planteamos en un conjunto de publicaciones es la incapacidad de generar empresas que materialicen las nuevas capacidades en una sociedad (Balland et al., 2022).
Un trabajador en Latinoamérica labora para una empresa que genera bienes simples. Un trabajador medio de la Ocde trabaja en una empresa y un ecosistema que sabe hacer bienes y servicios de alto valor. En la Ocde se puede crear una empresa en pocos días y con pocos tramites. En Latinoamérica le llevara más de 60 días y más de 75 tramites. En Latinoamérica deber pagar más del 60% de sus utilidades en impuestos, en países de alto crecimiento se paga menos del 30%. Nos tenemos que reinventar. Arrancando por el Estado.
Referencias
Balland, P. A., Broekel, T., Diodato, D., Giuliani, E., Hausmann, R., O’Clery, N., & Rigby, D. (2022). The new paradigm of economic complexity. Research Policy, 51(3), 104450.
CEPAL, N., & OREALC, U. (1992). Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad. CEPAL.
Hausmann, R., & Rodrik, D. (2003). Economic development as self-discovery. Journal of development Economics, 72(2), 603-633.
Hausmann, R., Hwang, J., & Rodrik, D. (2007). What you export matters. Journal of economic growth, 12(1), 1-25.
Dosi, G., Nelson, R. R., & Winter, S. G. (Eds.). (2000). The nature and dynamics of organizational capabilities. Oxford university press.
Stiglitz, J. E. (1996). Some lessons from the East Asian miracle. The world Bank research observer, 11(2), 151-177.