La magia de la ciencia es reconocer la ignorancia que tenemos, es la decisión de búsqueda y creación constantes. La construcción de la conciencia en la historia humana ha sido el camino que nos condujo a la racionalidad. El pensamiento y la ciencia moderna están marcados por lo que Karl Popper planteaba como la senda de la evidencia. Popper planteaba la necesidad de construir sociedades abiertas, basadas en la razón y la prueba científica.

La implementación del Ministerio de la Igualdad va por otro camino. Tiene dos fallas graves: no está sustentada en la evidencia de buenas prácticas en políticas públicas y no hay una justificación del cuantioso presupuesto que se le asigna.

El proyecto de ley del cual nace el “Ministerio de la Igualdad y la Equidad” es bastante precario en su sustentación. Esgrime en su exposición de motivos en escasas 10 páginas sobre asuntos que sustenta con gráficas de indicadores: la pobreza existente, la inequidad medida en Gini de ingreso, las diferencias de ingreso por género, etnia y población vulnerable. No sustenta de qué manera la creación del Ministerio ofrecerá una atención adecuada a las fallas sistémicas de la sociedad que derivan en esos indicadores. Sugiere como justificación que otros países han creado Ministerios de Igualdad de Género, de los que no se presentan sus resultados y de los que tampoco hay evidencia de que hayan sido efectivos.

Las políticas públicas basadas en la evidencia son una cruzada global. Se busca que se fundamenten en la utilización de datos y conocimientos científicos para informar y respaldar la toma de decisiones en el ámbito público, buscando la efectividad y eficiencia de las políticas, además de garantizar que estén respaldadas por información confiable y sólida. La Comisión Europea publicó en 2022 los lineamientos en el documento del Staff “Apoyo y conexión de la formulación de políticas en los Estados miembros con la investigación científica” (1). En Estados Unidos por su parte, las Academias Nacionales publicaron en 2012 el documento “Uso de la ciencia como evidencia en las políticas públicas” (2).

Estos son los lineamientos de una corriente de “centro” para la gestión pública. El centro no como un intermedio de dos polos ideológicos equivocados, el centro como el cuestionamiento a posiciones basadas en creencias sin fundamento. El centro como el lugar en donde la razón, la ciencia, el respeto a las libertades y la tolerancia son el eje de las políticas públicas y de las posturas políticas en una democracia liberal.

El Ministerio de la Igualdad y la Equidad es un ejemplo de mala política pública, de un ejercicio ideologizado que convierte el presupuesto en prebendas políticas y plataformas electorales. La exposición de motivos de la ley decía “La creación se hará en el marco de política de austeridad del Gobierno Nacional”. Nos queda clara esa política. Se asignaron arbitrariamente $500.000 millones.

El presupuesto asignado al ministerio de Ciencia y Tecnología para 2024 será de $257.000 millones, la mitad del asignado en 2022. De malas todo el sistema de ciencia y tecnología y los 6.160 grupos de investigación y 20.665 investigadores colombianos registrados en Gruplac y Cvlac de Minciencias.