Un escenario bien distinto al sostenido por la polarización anti-Petro, de que este quiere perpetuarse, y el de la polarización pro-Petro, que asegura que lo quieren tumbar y hasta matar y acabar así el gran proyecto progresista, es el escenario de un proceso de implosión del proyecto de izquierda inoperante y equivocado.
La factibilidad de este escenario obedece a determinantes estructurales. Las reformas de Petro no solucionan los problemas fundamentales y por el contrario los agravan. La reforma pensional resuelve a medias un problema fiscal y de mala asignación de subsidios que van hoy a los mayores ingresos, pero no resuelve que 60% de la población no está afiliada al régimen pensional. La reforma laboral agrava la informalidad y no genera empleo. Es decir, los informales y pobres siguen sin un mejor futuro a la vista.
La reforma a la salud se le cayó y ahora pretende una nueva, peor que la anterior y que estatiza la salud por la vía de un pliego tarifario que hace dependientes del Estado a las IPS y a los profesionales de la salud. El manejo del sistema está generando una falla estructural que le reventará al Gobierno. No asignó los recursos requeridos a la UPC para cubrir los servicios requeridos y ahora enfrentará una falla sistémica de la atención en salud que conducirá a una falla fiscal. Las demás reformas que pretende han generado un ambiente de inestabilidad e inseguridad jurídica que han parado las inversiones.
El problema estructural más grave es la profunda ineptitud del Gobierno, empezando por el propio Presidente. Las crisis lo están desbordando en todas las direcciones: no avanzan las concesiones, la vivienda está paralizada, el país estará al borde de un apagón por los próximos años, pues no entran suficientes nuevos proyectos de generación y no se hacen las líneas de transmisión requeridas, esto por enredos regulatorios y ambientales. No operan Minciencias, el Invima, el Minambiente. Qué desastre de gobierno. Parece que no existen petristas competentes, solo activistas y bien proclives a la corrupción, que está desbordada y deslegitimando profundamente este Gobierno.
En un análisis realizado en mayo de 2022 se señaló que la existencia de una agenda antisistema expresada en protestas violentas que vivía el país, no daba otra opción distinta a que Petro y la izquierda asumieran el gobierno por vía constitucional. Se indicaba que su profunda ineptitud demostrada en la Alcaldía de Bogotá y las erradas reformas propuestas iban a perjudicar severamente el país, pero que la consecuencia era que se iba a sumir a la izquierda en un desprestigio por su incapacidad de gestionar adecuadamente el país. Pues eso es lo que está ocurriendo.
Lo estructural lo agrava lo coyuntural: el desespero y rencor con que el Gobierno ha manejado las marchas masivas y los acuerdos con el Congreso agravan su rechazo. Un Presidente dedicado a enviar mensajes ofensivos por redes luego desautorizados por su equipo, muestran un Gobierno desarticulado. Ahora tendrá que enfrentar los juicios por la financiación de la campaña sin tener una base ni de legitimidad ni de favorabilidad que lo soporten. El escenario real que enfrentamos es el de un Gobierno en implosión, por corrupto, por inepto, por equivocado.