Casi todos los colombianos mayores de 25 años pudimos ver a Sofía Vergara (la Toti Vergara) saltando de puntillas en la arena en un icónico comercial de Pepsi, por allá en los años 80, otros la recuerdan con mayor precisión, más recientemente, en la comedia americana, Modern Family, pero casi todas las generaciones la tendrán entre ceja y ceja (comentario va comentario viene), luego del estreno de ‘Griselda’, la típica historia de narcos colombianos que siempre arrasan en audiencias en todo el mundo, basada en hechos de la historia real. ¡Un exitazo asegurado!
Dicen por allí que en Colombia el talento es silvestre, comentario que se argumenta con la gran oferta de cantantes y deportistas exitosos, entre otras expresiones del arte, sin olvidar pintores, músicos, chefs, entre otras profesiones u oficios. Para muchos Gabriel García Márquez es un icono, y quizá el colombiano más reconocido internacionalmente, al lado de nuestra Shakira, pero para mí, Sofía Vergara, juega entre esos nombres, pues con cada cosa que hace la saca del estadio y es un verdadero caso de estudio empresarial.
Cuando un artista local sale a otros países o mercados tan competitivos como el estadounidense, demuestra que es un producto de exportación. Una joven mujer que empezó siendo modelo en los años 90, madre soltera, que se educó y sacó adelante a su hijo Manolo cuando tenía sólo 20 años y que se atrevió a meterse, a apostarle a una industria tan competida en el mundo del entretenimiento, como es Hollywood, merece más que un aplauso. Ninguna colombiana (que yo recuerde) ha logrado tanto en ese difícil universo.
Mucho se puede decir de Sofía, nadie se salva de una crítica; hasta el más talentoso, sabio o correcto tiene sus detractores (más en el tiempo de las redes sociales) y ella no es la excepción; lo que no se puede discutir, y objetivamente deberíamos admirar, es la capacidad que tiene de haberse internacionalizado, de dar un salto que todos quieren; ser global con su riqueza local. Genuina, original, arrolladora, encantadora. Es exitosa en todo lo que emprende, lo que toca lo vuelve oro. Sofía le abrió camino e inspiró a una generación completa de artistas colombianos.
Modern Family la consagró como parte de la elite de Hollywood, ha sido jurado de America’s got talent, su personalidad es encantadora, su acento en inglés, lejos de ser un obstáculo es un sello, y dinero no le falta, ha construido un imperio más que merecido. Sus sueños como actriz son enormes, quiere interpretar a otros personajes, más complejos, más dramáticos, con más matices que Hollywood hoy no le ofrece; así que ella misma decidió producir y protagonizar la historia de Griselda Blanco y demostrarle al mundo que no le queda grande meterse en la piel de una mujer ruda, cruda, real, muy colombiana. Tiene 51 años y está en su mejor momento. Su carrera sin duda se disparará después de que el mundo vea su interpretación de Griselda, se le abrirán nuevos panoramas. Tiene un carisma innegable. Ella ya no tiene pelos en la lengua, está por encima del bien y el mal, dice todo lo políticamente incorrecto, ya no tiene que probar nada, está más segura que nunca y se le siente. Habrá Sofía Vergara para rato.
Verla en el papel de Griselda me sorprendió y les pasará lo mismo: las mujeres bonitas en muchas ocasiones son subestimadas, es una cara bonita y ya’, dicen algunos, pero ella es mucho más. Una industrial de Hollywood que hace unos años era impenetrable cayo rendida a sus pies.