Aportes al desarrollo rural desde la experiencia y la evaluación
El desarrollo rural es un tema pendiente en la agenda del país y, necesario para la consolidación de la paz. Existen muchos planteamientos teóricos al respecto, pero, muy poco se han tenido en cuenta los estudios y las evaluaciones de las diversas iniciativas que se han desarrollado en los territorios. Ello es particularmente cierto en los casos de agricultura familia y sistemas agroalimentarios sostenibles, a pesar de su importancia, cada vez mayor.
La alianza de cooperación entre la Fundación Alpina y Econometría Consultores, que viene operando desde 2016, puede mostrar aportes concretos. La Fundación Alpina, como lo dice su propuesta de valor, es un “laboratorio social para la inclusión y productividad rural sostenible en Colombia”. Como tal, busca construir y cocrear iniciativas escalables y replicables que se conviertan en sistemas agroalimentarios sostenibles en Colombia a través de procesos e iniciativas orientadas al trabajo con pequeños productores rurales con limitados recursos económicos. Por su parte, Econometría tiene una larga trayectoria de trabajos asociados al desarrollo rural y al desarrollo regional, entre ellos trabajos donde se han evaluado los aportes de diversos programas de apoyo a pequeños productores agropecuarios.
Esta combinación de capacidades, complementada con la invitación a otros actores nacionales, regionales y expertos con quienes se ha interactuado, permitió a finales de 2021 sistematizar experiencias y aprendizajes, con el objetivo de formular propuestas sobre sistemas agroalimentarios sostenibles. Para realizar este trabajo se realizaron cinco encuentros virtuales que abordaron los siguientes temas: i) productividad, ingresos y asociatividad; ii) circuitos cortos y seguridad alimentaria; iii) poblaciones apartadas y perspectiva ambiental; iv) estrategia de desarrollo rural y sistemas agroalimentarios como táctica; y v) forma de trabajo: los “cómos” operativos y procesos de sistematización de los aprendizajes.
Sin desconocer muchas otras experiencias asociadas al desarrollo rural, en estos temas existen aprendizajes, que además de incorporarlos en los nuevos proyectos de la Fundación, pueden proporcionar insumos útiles al Gobierno nacional, quien ya tiene diseñada la política, pero enfrenta el gran reto de su implementación. También servirá para los gobiernos regionales que se elegirán en octubre próximo. A continuación, compartimos algunos de los principales aprendizajes basados en la experiencia, y soportados en las evaluaciones realizadas:
• Para la mayoría de los productos las brechas en productividad reflejan el gran atraso de los pequeños productores (según información de la Encuesta Nacional Agropecuaria), pero a su vez el gran potencial de crecimiento (el 100% es perfectamente factible) en un corto plazo, siempre y cuando exista el acompañamiento adecuado.
• La apuesta por grandes impactos es fundamental, más que la búsqueda de coberturas. Los primeros son lo que permiten cambios de condiciones de vida y sostenibilidad económica de los proyectos cuando se acaben los apoyos. Además, como ya se ha tenido oportunidad de medir, los grandes impactos generan efectos demostración que propician la propagación. Es una forma eficiente de lograr las coberturas deseadas.
• Lo anterior depende, insistimos, de un buen acompañamiento. Apoyos de menos de un año no logran transformaciones sostenibles; estos deben ser de al menos de dos o tres años, por supuesto condicionados a que se vayan obteniendo resultados en el proceso.
• La asistencia técnica cuando se habla de pequeños productores es insuficiente. El acompañamiento a estos productores debe abordarse desde un servicio de extensión más amplio, y en parte debe poder pagarse con los resultados obtenidos gracias a las mejoras en la productividad.
• Esta mejoras dependen a su vez de eficiencias individuales y colectivas. Por lo tanto, es fundamental complementar los apoyos a pequeños productores con los que se hagan a sus asociaciones, cuando ya existen, o con la promoción de ejercicios colectivos que fomenten la asociatividad. Esto puede darse en torno a los procesos de comercialización o a grupos autogestionados de ahorro y crédito.
• Para que las mejoras en productividad se traduzcan mejoras en ingresos y condiciones de vida, es indispensable poder llegar a los mercados. La primera opción, hasta ahora poco considerada, son los circuitos cortos (ventas en los entornos más cercanos como veredas, negocios locales, etc.). El énfasis en lo local permite, además, mejoras en la seguridad alimentaria, que no tienden a darse cuando el objetivo son los mercados regionales o el nacional- Estos no deben excluirse en el mediano plazo en la perspectiva de estos pequeños productores. Es una forma de evitar la saturación de los mercados. En ese mediano plazo las compras de alimentos del Estado (escuelas, fuerzas militares, hospitales, cárceles, etc.) debería dar prioridad a los pequeños productores organizados.
• El reto es mayor cuando se busca trabajar en las regiones apartadas, donde justamente más se requiere. Cualquier trabajo que se realice debe estar articulado al ordenamiento territorial, para evitar afectaciones ambientales negativas, y debe contemplar mercados de proximidad, a los que es factible llegar competitivamente. Además, debe existir la posibilidad de aglomeración para hacer factibles los apoyos, propiciar sinergias entre los pequeños productores y lograr economías de escala en aspectos como la compra de insumos, el transporte, el procesamiento y la comercialización.
• La agricultura familiar es el nicho lógico en donde tiene sentido promover una transición agroecológica en la producción de alimentos. Esto contribuye no solo a la adaptación al cambio climático, sino también a la diversificación productiva.
Estas son solo algunas de las reflexiones y aprendizajes a los que llegamos con el trabajo y que se socializaron en los encuentros realizados. Vale la pena tenerlo en cuenta si el país quiere promover unas mejores condiciones en la agricultura familiar y comunitaria, y obtener resultados validados que puedan escalarse. La implementación es un gran reto, pero aprender sobre las experiencias previas puede facilitarla.