Mucho se ha hablado sobre la crisis climática, pero siempre con un enfoque nacional. Nos corresponde ahora estructurar la estrategia de crecimiento económico y preservación ambiental, pero con un enfoque regional.
Lo primero que hay que hacer es aceptar que la Creg (Comisión de Regulación de Energía y Gas) es el instrumento del Estado para tomar las decisiones sobre el desarrollo energético del país, pero es totalmente nacional.
Las regiones no tienen ninguna representación en esta entidad y mucho menos la región Caribe. Es menester, entonces, que exista para que participen personas que vivan y entiendan lo que pesa en cada territorio el servicio eléctrico y puedan interpretar las dificultades locales que se generan con él, por sus precios, disponibilidad y calidad en el servicio.
El componente más importante es la alta facturación que no solo depende de la regulación de la cual es objeto, los montos son onerosos porque se le “guindan” componentes como las pérdidas de energía que se están cobrando recientemente, ahora también se incluye la “opción tarifaria”, es decir, la energía que se dejó de facturar durante la pandemia porque se congeló la tarifa. Ambos asuntos representan cerca de 45 % de la facturación.
También la Creg debe revisar el consumo mínimo de subsistencia. Está hoy en 173 kilovatios/hora y unificado para todo el país, hecho que es injusto porque, por solo citar un ejemplo cotidiano, mientras las neveras en la región Caribe necesitan 103 kilovatios para congelar, en Bogotá lo logran, únicamente, con 30 kilovatios/hora.
Lo justo sería que el consumo de subsistencia en la región Caribe y periférica se subiera a 252 kilovatios/hora.
Otra causa de la alta facturación de energía en el Caribe son los cobros excepcionales: recientemente se están recaudando las pérdidas técnicas y las pérdidas por robo -que ya no son asumidas por la empresa prestadora del servicio como parte su responsabilidad administrativa-, sino que cómodamente se las facturan a los usuarios. Nunca había sido de esa manera.
Lo mismo ocurre con la “opción tarifaria”, todo lo que no se facturó durante la pandemia se cobrará en un año a todos los usuarios. El presidente Petro anunció que la asumirá la Nación para los estratos 1, 2 y 3.
Otro tema clave es agilizar los proyectos de generación térmica. Se acaba de ratificar la importancia del parque térmico ahora que hubo una alerta por falta de lluvias y los embalses llegaron a su mínimo nivel histórico de 17%. Se corroboró el valor de sostener y mantener un parque de este tipo en el mejor estado posible e incluso incrementarlo para que responda cuando falle la energía hidráulica.
La región Caribe es el centro de la transición energética del país. Todo apunta a que el gas, la energía eólica y la energía solar tendrán una participación importante en este proceso, y los proyectos más destacados están ubicados precisamente en esta zona. Es aquí donde hay más sol, más brisas y donde también existe la mayor cantidad de reserva de gas.
Eso requiere que se construya un liderazgo consciente de esta situación, con una actitud de negociación permanente con el Gobierno nacional para materializar todas las infraestructuras y todas las políticas de Estado necesarias para desarrollar este gran potencial energético con beneficios económicos y sociales para nuestra gente.