Este domingo el país tiene una cita importante con la democracia. La ciudadanía acudirá en primera vuelta a elegir al Presidente de la República. La invitación es escoger y votar entre las variadas alternativas que existen. En cada elección presidencial se pone a prueba la solidez de las instituciones políticas. Se dice que nuestra democracia es madura y fuerte, lo que se tiene que demostrar con el comportamiento electoral de la ciudadanía, los partidos y el gobierno. Todo estará a prueba.
Votar es un derecho humano, no es cualquier derecho, con su ejercicio se conforma el poder político, en especial, el poder presidencial dentro de los límites de nuestra constitución. Es un deber ético y político del ciudadano con su república, aunque votar en Colombia no es una obligación jurídica. En el “Discurso fúnebre de Pericles” los griegos resaltaban este deber ético y político; incluso, para los griegos, sí era una obligación jurídica.
Con la participación política en las elecciones, la ciudadanía tiene la oportunidad de revisar nuestra democracia, que como obra humana es imperfecta y mudable. Revisar nuestra democracia es invitar a reflexionar como optimizamos nuestras instituciones, en especial nuestro régimen presidencialista y la concentración de poderes en la persona del Presidente, y de concitar propuestas que le cierren el camino al peligro de una dictadura.
Insisto, se repite hasta el cansancio que nuestra democracia es madura, lo dudo. Es que la duda está asociada a la prudencia, siempre la duda es una acompañante de la prudencia, y sin ésta no se puede actuar con sabiduría. La duda nos pone a evaluar, enseña Norberto Bobbio en sus libros “Elogio a la templanza” y en “La duda y la elección: intelectuales y poder en la sociedad contemporánea”. Nos permite juzgar con razonabilidad y a tomar decisiones juiciosas con menos margen de error. Se trata de la madurez de las instituciones de nuestra república.
En el debate electoral se ha presentado al miedo como argumento acerca que, con el triunfo de un determinado candidato presidencial, puede abrirse camino a una dictadura. El ejemplo es el triunfo de Hugo Chávez. Confesión de parte, relevo de pruebas, dice una regla del derecho probatorio universal. Si con el triunfo de un determinado candidato presidencial se puede abrir camino a una dictadura, como se afirma, lo que se debe revisar es: ¿Por qué es posible un dictador?. Es por el diseño del poder y del régimen presidencialista. Estamos en mora de revisarlo.
Las dictaduras, las pueden facilitar las instituciones políticas de las repúblicas. Es el fondo del problema. Las dictaduras no caen del cielo en una tarde brillante, recorren un largo camino de frustraciones de la ciudadanía. Una democracia que tiene un régimen político de concentración de poderes en el presidente de la república, es una democracia que en cualquier momento puede facilitarle el camino a un dictador. No se trata de gritar viene el lobo, se trata de crear instituciones políticas en el Estado de Derecho que le cierren el paso al lobo de la dictadura.
Por esto en mi vida pública siempre he planteado la descentralización del poder político como la forma de fortalecer la democracia y garantizar el pleno régimen de derechos y de libertades. Mi discurso de regionalización busca el fortalecimiento de la democracia Regional y del Estado de derecho, debilitando el poder presidencial, asociada a sustituir la centralización vigente por una república descentralizada en lo político. O, revisamos o seguiremos en el peligro que en cualquier momento salte un dictador, de derecha o de izquierda.