El referendo es una forma de participación ciudadana. Es una forma de la democracia participativa, pero no es la democracia. La democracia moderna es representativa y tiene en la deliberación plural un rasgo distintivo.
El referendo es un instrumento de los tantos instrumentos políticos y jurídicos que tiene la democracia para legitimar el poder político y ofrecerle base jurídica a una transformación normativa que afecta las instituciones del Estado de Derecho.
El referendo es, ante todo y sobre todo, un medio que facilita la manifestación de la voluntad de la ciudadanía, en ejercicio de su poder político soberano, pero no absoluto; menos, sin sometimiento a reglas de juegos substanciales y formales.
El referendo invita a recordar, como lo enseña Juan Jacobo Rousseau, que la soberanía no puede ser representada y que esta descansa en el ciudadano, y que el gobierno representativo, no es más que un cuerpo de delegados que administra los asuntos públicos con un poder político que le confiere la ciudadanía dentro de estrictos límites.
El referendo, en consecuencia, es un medio de formación de la decisión política de la ciudadanía del Estado para establecer normas jurídicas en el marco de una constitución política y de una democracia en un Estado de Derecho.
El referendo, puede ser legal o constitucional, el primero legisla normas legales, el segundo realiza transformaciones constitucionales. El referendo, no sólo es un instrumento de la democracia y del Estado de Derecho; también suele ser un instrumento de regímenes totalitarios.
Huelga anotar, que las propuestas de referendos constitucionales tienen que ser tomadas en serio y con pinzas por la ciudadanía. Ni descalificar ni apoyar a ciegas, se requiere de la prudente deliberación ciudadana. No obstante, el referendo constitucional es un medio idóneo.
Entre otras cosas, un referendo constitucional, debe estar cimentado en un gran acuerdo nacional para estatuir una constitución política, con previa deliberación plural, libre y en un ambiente de tolerancia, con las reglas propias de una democracia constitucional, y construir la paz. El referendo forma parte integrante de un complejo proceso de transformaciones legales y constitucionales y de un gran consenso plural.
En el esquema de una democracia constitucional y de un Estado constitucional de Derecho, la invitación a un referendo constitucional no puede ser descartada de plano. Es una invitación que requiere de un profundo examen político y constitucional.
Entre otras cosas, el referendo constitucional es una fase necesaria para la legitimación y expedición de una carta constitucional. De hecho, necesaria porque el parlamento no es un poder constituyente sino un poder constituido en un Estado constitucional de Derecho.
El ciudadano es el poder constituyente. La soberanía reside una y exclusivamente en el pueblo o en la nación. El pueblo o la nación son los ciudadanos y en la ciudadanía reside el poder soberano de la nación; por lo que, la ciudadanía como legítimo poder constituyente tiene competencia exclusiva para aprobar una constitución.
Por lo tanto, insisto, una invitación a un referendo constitucional debe ser examinada, sin descalificar a la persona o partido político o movimiento que la proponga. Bienvenida la invitación para deliberar acerca de la misma. Inicio un examen sobre este asunto significativo.