Analistas 13/03/2025

¡Grito de libertad!

Eduardo Verano de la Rosa
Gobernador del Atlántico

Las regiones tenemos la obligación de liberarnos del centralismo. Debe ser nuestra meta principal mediante acciones puntuales con resultados certeros.

El centralismo estorba, no permite un desarrollo pleno de nuestras habilidades, coarta la libertad de buscar mayor desarrollo.

Somos los responsables de nuestro destino. Y la única manera es enfrentando al centralismo porque nadie va a hacer esa tarea por nosotros. Las nuevas generaciones merecen un país mejor y debemos cumplirles como lo hicieron nuestros antepasados en distintos aspectos.

El centralismo no permite desarrollar nuestra capacidad de gestión y mantiene la creencia de la necesidad de un modelo mental dependiente, una ‘minoría de edad’ que eternamente necesita ser llevada de la mano de un Gobierno central que administra lo que se produce en las regiones.

En contraposición, necesitamos un grito de libertad mental y una toma de conciencia de responsabilidades potentes que nos haga más fuertes.

Por el contrario, la comodidad de depender del centralismo nos hace perezosos mental e intelectualmente y nos obliga a creer que el único camino para gestionar por los siglos de los siglos nuestra realidad es a través del Gobierno central.

Valle del Cauca, Antioquia y el Caribe como centros de producción clave del país serán más poderosos si desarrollamos mayores capacidades de los gobiernos regionales y locales, hay que reemplazar definitivamente la fórmula que tiene hoy a la Nación manejando 85% de los recursos y de las decisiones.

Si no tenemos mayores niveles de desarrollo, se seguirá gestando un malestar, un corazón herido y una constante queja por nuestro parco desarrollo que atribuye culpas al centro. Esa es la gran liberación que debemos tener y ser responsables de la construcción de nuestro propio destino.
Nuestra formación nos hará libres. Por eso es un contrasentido que el proceso educativo, en todos sus niveles, siga dependiendo del Gobierno central. Se diseñan sistemas educativos que no permiten la verdadera liberación mental de la periferia, de los departamentos. Los sistemas de educación son rígidos y diseñados para reafirmar el modelo mental centralista.

Tener nuestra banca y un aparato productivo enmarcado en un modelo dependiente de la capital del país es una castración mental colectiva y una errada comodidad que nos hace sentir que el país va bien si nuestra relación con el Gobierno central está en su mejor momento. Entonces, eso hace que perdamos el sentido de rehacer nuestro Gobierno regional, que es donde se debe consolidar y construir nuestra verdadera realidad.

La creatividad y la fortaleza de nuestras expresiones culturales aplicadas a procesos productivos de alta tecnología nos permitirá, de manera sólida, desafiar el statu quo que nos vulnera la libertad para crecer a través de grupos empresariales sólidos, con soluciones integrales y con mayor productividad.

Esto permitirá salir de la pobreza.

Diagnósticos sí, pero con inversiones reales y más apoyo a procesos agresivos que generen economías autónomas. Es el resultado final de lo que debemos construir.

Los triunfadores no se amilanan, los triunfadores construyen caminos, sus propios caminos, y eso se hace a través del diseño de políticas públicas cada vez más sólidas y agresivas, pero regionalistas y autonómicas ¡Región Caribe, ya!

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