Tengo el número 379 de la versión digital de la Revista de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, entidad que guarda parte de la tradición republicana de nuestra cultura jurídica y órgano consultivo del Gobierno nacional en asuntos jurídicos e interviene, con sus conceptos, en los trámites de control de las leyes y de otras normas jurídicas en las Altas Cortes de Justicia.
Es un documento científico de altísima calidad, sus artículos son piezas finas que surgen de un riguroso proceso de evaluación de un equipo editorial presidido por el doctor Juan Rafael Bravo Arteaga y la jurista caribeña egresada de la Universidad del Norte, Yadira Alarcón Palacio.
Un par de artículos acerca de la paz trae la revista. Leí el del doctor Juan Antonio Pabón Arrieta, egresado ilustre de la Universidad del Atlántico, contribuye a la creación de bases jurídicas para la construcción de la paz mediante el respeto al derecho porque este es un instrumento de paz, y la guerra lo silencia y los suspende, y le abre el camino al dominio de la violencia ilegítima y a la muerte y el derecho es vida en paz.
Reivindicar el dominio del derecho como manifestación de la razón y condenar la guerra por ser contraria a la humanidad, es la filosofía del derecho que orienta e irradia a este artículo. Es que la guerra carece de sentido y no se justifica.
Tiene el título “La paz en el ordenamiento jurídico internacional”. Lo primero que expresa el articulista es que la paz y el derecho hoy van de la mano y que esto no siempre ha sido así.
¡Construir la paz es una tarea irrenunciable!
Se puede construir la paz mediante la fuerza de las razones de un derecho internacional público cuyo sujeto pasivo no solo sean los estados y los gobernantes, sino que su obediencia y aplicación debe ser extendido a los responsables de implementar la guerra como medio de resolver los conflictos.
El artículo está encabezado con una cita del filósofo y jurista italiano Luigi Ferrajoli que dice: “El derecho, en efecto, es por su naturaleza un instrumento de paz, es decir, una técnica para la solución pacífica de las controversias y para la regulación y limitación del uso de la fuerza”.
Le asiste la razón cuando asegura que si queremos construir paz y superar el estado de guerra que violenta y trae la destrucción y el dominio de la muerte al territorio de nuestra república, se hace necesario recuperar la vigencia del derecho y la renuncia a la guerra como medio de solución de los conflictos.
Por esto se hace necesario consolidar una cultura de paz y abandonar la idea de una “guerra justa”, porque la guerra no es justa ni nunca lo ha sido ni lo será. Esta concepción medieval de “guerra justa” ya no responde al espíritu de la modernidad creado en las distintas corrientes de las ilustraciones europeas, americanas y de toda la humanidad.
El otro artículo sobre la paz que invito a leer es el del académico Manuel Alberto Restrepo Medina titulado “Políticas públicas, base de la ley de justicia y paz, del Acuerdo con las Farc-EP y de los diálogos actuales de paz”. Asimismo recomiendo la lectura del trabajo de otro ilustre egresado de la Universidad del Atlántico, el magistrado Luis Eduardo Cerra Jiménez, titulado “¿Atajos constitucionales o inconstitucionales? Suspensión provisional de las leyes y de los actos reformatorios de la Constitución”. ¡Construir la paz es una tarea irrenunciable!