La libertad es el principal atributo que indica el grado de civilización de una sociedad. Es la base de la democracia. Sin embargo, Hegel explica que en la modernidad la libertad no es hacer cada cual lo que le da la gana, sin límites. Eso atentaría contra los demás. Sin libertad no funciona una sociedad, por lo que tiene que ser protegida, en especial la libertad de expresión.
Los avances tecnológicos han impactado el manejo de la política y sus comunicaciones. Las redes han transformado las costumbres tradicionales, ahora pueden ser fuente de amenazas y violencia por el abuso de las “fake news” o noticias falsas. Lo que antes hacían los pasquines y las técnicas de rumor, que manejaban comités especializados en las anteriores campañas, ahora se hace de manera más sofisticada en redes. Sobre este tema hubo un foro organizado por Pava Díaz & Arana: “Democracia y desinformación”, en Barranquilla en el Cubo de Cristal de la Plaza de la Paz, como símbolo de transparencia.
Se afecta la reputación de la gente en las redes sin ningún control. Se busca popularidad de manera inmediata. Se utilizan para este “Ciber Crimen” incontroladas “bodegas” que manipulan la opinión.
Zuckerberg gana mucha plata por el uso creciente de Facebook para desprestigiar oponentes por eso, y fue calificado por el parlamento británico como “gángster digital”,
Cada vez que alguien da un “like”, pide una canción, oye una noticia, expresa una opinión, todo se almacena produciendo la mayor información psicológica (Big Data) que existe sobre el comportamiento humano. Se organizan perfiles psiquiátricos de poblaciones enteras, que se usan para manipular procesos públicos y elecciones.
Han ocurrido casos famosos: los rusos, por ejemplo, manipularon las elecciones a favor de un candidato. Hillary Clinton sufrió una invasión de sus redes que alteraron los procesos electorales en su contra.
En Gran Bretaña expertos en perfiles psicológicos a través de redes desviaron hacia el NO el Brexit, o salida de la Unión Europea, decisión que hoy están lamentando. Trump ordenó a sus seguidores, a través del Twitter, sabotear en el Congreso la ceremonia de reconocimiento de Biden como Presidente. Twitter tomó la histórica decisión de cerrar su cuenta, no por noticias falsas, sino por incitar a la violencia. Los directivos del Barcelona fueron acusados de utilizar las redes para desprestigiar a sus propios futbolistas antes de la renegociación contractual. La inteligencia artificial facilita los procesos de desprestigio de las bodegas que se hacen de manera rápida y basada en estadísticas.
La discusión gira en torno a la necesidad de controlar la confrontación política en las redes con reglas de juego. ¿La libertad de las redes debe estar sujeta o no a un control? Es la pregunta.
La libertad de expresión se aduce para no limitar las redes. Los abusos se deben limitar y castigar con severidad, pero no cancelar. El Estado debe promover más auto regulación. Debe haber pactos entre partidos y candidatos para evitar el uso indebido de las redes.
Antes era la defensa de los derechos humanos, ahora es el derecho al uso de redes de manera correcta. Tal como ocurre el cambio climático también hay que aceptar el cambio en la política ocasionado por las redes. Tenemos que aprender a vivir con las redes. El foro de Barranquilla puso el dedo en la llaga.
En la política todos pensamos diferente, es normal la controversia de modelos de estado y de economía. Pero, las tecnologías cambiaron el estilo de discusión. Se debe fortalecer la educación basada en el respeto, ética, tolerancia, consideración, misericordia. Bienvenidas las redes, pero con respeto y control.