Un año y 21 sesiones de diálogo después y con el apoyo del Ministerio de Trabajo, Rappi Colombia y el sindicato Unidapp (Unión de Trabajadores de las Plataformas) firmaron un acuerdo que muestra las posibilidades inmensas del diálogo social, mejora la vida de aproximadamente 70mil rappitenderos y revoluciona la negociación colectiva.
Lo que parecía imposible ocurrió gracias a la voluntad política de Rappi, a la audacia de los repartidores sindicalizados, a su determinación y espíritu práctico sin abandonar lo fundamental: ser reconocidos como interlocutores y reivindicarse como sujetos de derechos constitucionales.
Cuando Unidapp presentó su primer pliego de peticiones la respuesta de la empresa fue clara: los repartidores no eran trabajadores (subordinados) y, por lo tanto, no estaba obligada a negociar. El caso llegó al Viceministerio de Relaciones Laborales que, como lo hemos dicho desde septiembre del 2022, privilegia el diálogo social antes que la investigación y el conflicto jurídico.
Dar el primer paso fue lo más complicado, era un camino nuevo. Y con pragmatismo las partes le dejaron la discusión sobre la existencia o no de la relación laboral al Congreso y a los jueces. Y nos concentramos en resolver los líos cotidianos que enfrentan los repartidores en la calle. Que son muchos. El sindicato priorizó las inhabilitaciones de cuentas y el establecimiento de una tarifa justa y clara. En el camino fueron aparecieron otros asuntos.
Otro momento inicial fue el intercambio de información, un elemento esencial del dialogo social. La empresa explico en detalle cómo funciona la plataforma, las debilidades que tiene y que la hace susceptible al fraude permanente. Y Unidapp logró hacer entender a la empresa que detrás de su negocio hay trabajo humano pesado, con riesgos y enfermedades, familias que atender. Cada uno pudo ponerse en los zapatos del otro.
Fue emocionante ayudar a que Rappi reconociera a Unidapp como su interlocutor, ver como intercambiaban información y como lograron acuerdos iniciales que se incluyeron en la primera acta sobre notificaciones o inhabilitaciones. La mesa se concentró en cumplir su mandato y no se dejó influir por lo que pasaba afuera.
Entre tanto, Rappi tuvo la buena idea de crear la “Defensoría del Repartidor”. Una buena práctica, única en la región, para atender al trabajador que hay detrás de esa actividad. Atiende sus quejas y les asesora, no solo frente a la App, sino frente a usuarios, centros comerciales y demás miembros de lo que ellos llaman “ecosistema”. A esa instancia accederá el sindicato y es otro de los acuerdos. Eso les permitirá tener un escenario de dialogo social frecuente para resolver los reclamos de los rappitenderos.
Pero no todo fue un camino de rosas, hubo momentos críticos de suspensión de diálogos. Ahí el papel del Estado a través de la autoridad del trabajo jugó un papel fundamental impulsando el acercamiento y proponiendo fórmulas para acortar distancias.
Hubo también momentos en los que las estrellas, el destino o la suerte se alinearon a nuestro favor. Cuando ya habíamos avanzado en la posibilidad de realizar una prueba piloto que nos permitiera diseñar el mejor procedimiento previo a la inhabilitación de cuentas, fue anunciada la primera sentencia de la Corte Constitucional que reconoce a los rappitenderos un debido proceso previa a la inhabilitación de las cuentas.
El punto más difícil de la negociación fue el de la tarifa. Invertimos muchas horas de discusión con economistas e ingenieros de lado y lado. Un ejercicio interesante y valioso. Una tarifa compuesta por distintas variables como el salario mínimo o el valor del combustible, entre muchas otras. Acordarla, al margen de que la cifra puede ser valorada como insuficiente (como sucede en cualquier negociación de salarios del sector privado o público), es el punto más importante del acuerdo.
El compromiso de Unidapp de ayudar a la plataforma a combatir el fraude es también muy importante. Es un acuerdo de colaboración para hacer sostenible el negocio y para seguir avanzando en el reconocimiento de derechos en el trabajo para los repartidores.
El compromiso de revisar el valor de la tarifa un año después de la firma y de dos años para revisar todo el acuerdo es casi como establecer un tiempo de vigencia y seguir progresando en derechos en este trabajo de nuevo tipo.
Lo más lindo del acuerdo fue el efecto generado en otras plataformas y en otros países. Los trabajadores organizados son la herramienta para avanzar en dignidad y los Estados interviniendo pueden proteger los derechos en el trabajo “en todas sus modalidades” como manda el artículo 25 de la Constitución. Sueño con que esto sirva de ejemplo para los futbolistas, Acolfutpro, la Dimayor y la Federación Colombiana de Futbol.
Lo que sigue estará determinado por el avance de la Reforma Laboral en el Congreso. Estos trabajadores necesitan y deben aportar al sistema de seguridad social. Pueden ser hasta 200mil trabajadores contribuyendo al sistema y saldrían técnicamente de la informalidad.
Felicito a los equipos de Rappi y de Unidapp por lograr lo que parecía improbable, hoy mejora la vida de cerca de 70 mil trabajadores y se abrió el camino a los derechos y a la ciudadanía laboral de miles de compañeros y compañeras. El Cambio concreto.