Bien lo dijo De Gaulle durante su refugio en Londres: “Los mismos factores que nos llevaron a la derrota, pueden algún día conducirnos a la victoria”. Comparando la cita del general francés con la crisis que enfrenta Colombia por la pandemia, sorprende ver que, pese al golpe por la situación, somos el país con más crecimiento económico de la región.
En 2019 la economía creció 3,3%, con lo cual superamos a vecinos en la región como Argentina, México, Brasil, Perú y Chile. Así mismo sucedió durante el primer trimestre de 2020, donde crecimos 1,1%, pese a que la pandemia se materializó desde marzo.
Siendo consciente de que debemos mantenernos como líderes de crecimiento económico en la región, presenté la semana pasada, el proyecto de ley 310 de 2020 Cámara. La cual tiene como objetivo darle un espaldarazo a la industria colombiana. Junto a otros veinte congresistas de diferentes bancadas políticas desarrollamos esta iniciativa que busca facilitar la financiación de las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas a través de los Fondos de Capital Privado (FCP).
Los FCP son instrumentos de financiación diferentes a la banca tradicional, de la que tanto nos quejamos con justificadas razones, ya que estas se dirigen a profesionales que buscan financiar empresas que no cotizan en bolsa, no pueden emitir deuda directamente o que no tienen acceso a créditos en la banca tradicional.
En Colombia este instrumento de financiación, sin tener más de dos décadas en el país, aún se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo. Además, los FCP financian empresas de todos los sectores de la economía nacional; desde emprendimientos, hasta proyectos inmobiliarios o asociaciones público-privadas para la construcción de obras de infraestructura.
Cabe resaltar que entre 2005 y 2018, el número de fondos creados ascendió a 71. Durante ese mismo lapso movilizaron recursos por US$7.736 millones que respaldaron proyectos de infraestructura, recursos naturales y emprendimientos, entre otros. Sin contar que contribuyeron con la generación de casi 80.000 empleos directos en el país.
Los FCP constituyen una competencia a la banca tradicional en cuanto a fuentes de financiación se refiere. Algunos han denominado a estos instrumentos como ‘Capital Inteligente’ porque procuran hacer inversiones rentables, tanto para ellos mismos, como para sus socios y los sectores donde se desarrollan. No obstante, aunque tienen el capital humano para estudiar los sectores económicos donde invertir y resultados envidiables, carecen de fuentes de financiación para su desarrollo en el país.
Una de las principales fuentes de los FCP en otros países son los fondos privados de pensiones. En Colombia, de nuestros ahorros pensionales, hay inverti- dos $29 billones en FCP. Sin embargo, solo $3,9 billones están invertidos en FCP nacionales. El resto está en el extranjero, esto debe cambiar.
El proyecto radicado a finales de la semana pasada busca que por lo menos 3% de los recursos de los fondos privados de pensiones se dirijan a FCP que financien empresas o proyectos nacionales. Esto equivale a una inyección de recursos frescos para el tejido empresarial colombiano de más de $4 billones. Es momento que los ahorros de los colombianos se inviertan en su país y dejen de estar invertidos en compañías extranjeras. Es momento de #InvertirEnLoNuestro.
El camino para la recuperación económica del país en la época pospandemia no será fácil. Esta iniciativa es solo un intento que desde el Congreso de la República estamos tratando de impulsar para ir contemplando el proceso de resurrección y fortalecimiento económico que se viene en años posteriores. Para que esto sea una realidad debemos reforzar el sentido de pertenencia por lo nuestro e implementarlo en cada hábito de nuestra cotidianidad. Hoy, más que nunca es momento de creer en Colombia.