Dieta equilibrada
El siempre recordado Winston Churchill fue también célebre por sus frases. Una de ellas cobra actualidad frente a las numerosas retractaciones de estos días: “a menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada”. El presidente ecuatoriano Lenín Moreno achacó las fuertes protestas a las acciones de “agitadores”. Con ocasión de su medida de eliminación del subsidio a los combustibles, aseguró que respondería con firmeza a los hechos que calificó de “delictivos”. Recordó que le “ha tocado tomar decisiones” sin que le tiemble la mano y que “se acabó la zanganería”.
Doce días después de enfrentamientos y uso excesivo de la fuerza policial, toque de queda y militarización de Quito, los manifestantes -entre ellos los indígenas-, lo pusieron en jaque, demostrando cuán necesario era un acuerdo entre las partes y se retractó. El decreto fue sustituido “por uno nuevo que contenga mecanismos para focalizar los recursos en quienes más los necesitan”.
Al inicio de su gestión, el presidente mexicano Andrés Manuel López dijo que terminó la lucha militar antidrogas y que “perseguir capos no era prioridad para su gobierno”, mientras promovía la creación de una Guardia Nacional. Hace unos días, el Ejército, mimetizado en Guardia Nacional, siguió con la tarea de antes y detuvo en Culiacán a Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo”, que generó respuestas virulentas del cartel de Sinaloa, al punto que el Ejército lo dejó en libertad para proteger vidas. Esto último, según dijo, porque “lo que buscamos es que haya seguridad, que podamos disminuir el número de homicidios diarios”.
El presidente chileno Sebastián Piñera presumía que su país era un “oasis” en comparación con otros de América Latina, permitiéndose ser el anfitrión de próximas cumbres internacionales. Terminó por decretar el estado de emergencia y encomendó a los militares el control de cinco regiones de Chile, para enfrentar una protesta estudiantil desbordada por el alza del billete del metro. Convencido que enfrentaba grupos organizados que buscaban sembrar el caos, aseguró que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite”. Pasados unos días y como respuesta a una histórica concentración en Santiago, que reunió a 1,2 millones de personas, dijo que “hemos escuchado el mensaje, todos hemos cambiado. Ahora, tenemos que unir fuerzas para dar respuestas verdaderas, urgentes y responsables a esas demandas sociales”.
Evo Morales, que desde 2006 supo hacer su juego político mostrándose como una alternativa real a políticos tradicionales que perdieron la confianza del electorado, malgastó su legitimidad, primero con la derrota en la consulta sobre reelección indefinida de 2016, y segundo, por su reciente y discutido triunfo para un cuarto mandato, aferrándose a un discurso sobre el crecimiento y los buenos datos económicos como un representante del establishment del que siempre quiso mantenerse al margen.
Boris Johnson que defendía a capa y espada que el brexit se debía materializar antes del 31 de octubre, convocará elecciones anticipadas en Reino Unido porque la UE lo retrasó hasta enero. Finalmente, Bolsonaro defiende el trabajo infantil con el siguiente argumento: “el trabajo dignifica al hombre y a la mujer a cualquier edad” ¿se retractará?