Analistas 11/05/2023

Error de cálculo

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.

Los países de Occidente -en especial EE.UU.- no terminan de generar un cambio de estrategia frente a China. Convencidos que la liberalización económica, como sucedió con la Unión Soviética, traería una apertura de la sociedad y una mayor libertad política, no se explican cómo persiste el control del Partido Comunista Chino (PCC), sin que se hayan registrado ni siquiera pequeñas reformas democráticas. La apuesta dirigida a que millones de ciudadanos chinos demandarían más libertad, a medida que mejorara su nivel de vida y que se establecieran negocios conjuntos entre empresas multinacionales y empresas locales, fracasó.

China convertida en un gigante económico, en actor determinante del suministro global y el socio comercial más importante para muchos países, no necesitó combinar esto con un cambio hacia la democracia. Y si no lo necesitó durante su transformación en potencia global, menos lo necesitará hoy y por ello se da el lujo de desafiar el “orden internacional” basado en normas.

Un gigante económico suele respaldarse con una fuerza militar considerable. El Ejército Popular de Liberación logró enormes avances en tecnología e innovación. La BBC dice que tienen misiles hipersónicos Dong Feng que pueden viajar a cinco veces la velocidad del sonido e irían armados con un explosivo de alta potencia o con una ojiva nuclear. Además, empeñada en la expansión más significativa de su arsenal nuclear, con el fin de quintuplicar sus ojivas, viene construyendo en sus regiones occidentales una red de silos para sus misiles.

Este programa de construcción rápida de silos para misiles solo tuvo parangón en medio de la guerra fría. Así, parece que están considerando revaluar su postura de disuasión mínima mantenida desde 1960. Según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri), se estima que China tiene un número modesto de ojivas nucleares, unas 350, frente a las 5.550 de EE.UU. y 6.255 de Rusia. Sin embargo, con el programa de expansión, este arsenal podría alcanzar 1.500 ojivas para 2035.

En tanto, contraviniendo el derecho internacional, puede darse el lujo de prometer recuperar el control de Taiwán incluso por la fuerza, utiliza su enorme armada para reclamar el mar Meridional de China como parte de su territorio y no cesa en sus internamientos forzosos de musulmanes uigures en campamentos de la provincia de Xinjiang. En Hong Kong, con exageradas sentencias a activistas, no solo logra disuadirlos, sino que consolida retrocesos democráticos significativos.

Que paradójico, con la apuesta de liberalización económica que le propuso Occidente, sin intención de desatar una guerra, se aproxima lentamente a alcanzar sus intereses estratégicos, recopila grandes cantidades de datos personales y roba propiedad intelectual para obtener una ventaja comercial. Y con Rusia, tal como lo dijimos hace un año, en materia de minerales estratégicos para la transición energética, mantienen una ventaja sobre Occidente.

En este lado del globo no se pueden seguir interpretando las relaciones internacionales desde una perspectiva de conflicto, competencia y/o tensión, los juegos de suma cero que se han impuesto como expresión dominante ya no dan réditos. A pesar de EE.UU., hay que reconocer que hoy el “orden” es multipolar y entre todos los polos se deberán definir las reglas del futuro.

TEMAS


Comunismo - China - Partido Comunista Chino - Rusia - Hong Kong