Analistas 25/05/2023

¿Escaladas?

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.

La ya superada reticencia de Estados Unidos para proporcionar aviones de combate a Ucrania se explicaba con una razón política y otra técnica. El envío de aviones a Ucrania puede generar una escalada de la guerra, incluyendo el riesgo de un enfrentamiento directo con Rusia, de ahí que hasta ahora la política consistía en proporcionar apoyo militar en tierra.

Por su lado, la razón técnica no es menor, Jamie Shea, exfuncionario de la Otan, señaló que los F-16 de fabricación americana requieren un mantenimiento exhaustivo después de cada combate.

Este cambio de actitud anunciado en la cumbre del G-7 en Hiroshima (Japón) implicará -no de inmediato- un significativo giro a la guerra de Ucrania. Entre el entrenamiento a militares ucranianos para pilotarlos y suministro de los aviones pasarán meses para que se genere una nueva perspectiva militar en el conflicto. En todo caso, ya es un triunfo para Volodímir Zelenski, que venía demandando por meses este apoyo y que como el mismo señaló “reforzará enormemente nuestro ejército en el cielo”.

Y sin responsabilizarse como actores de la guerra, instaron a China a presionar a Rusia “para que detenga su agresión militar y retire de inmediato, completa e incondicionalmente sus tropas de Ucrania”.

La decisión a los líderes del G-7 la comunicó Joe Biden y precisó que la coalición de países que participan en este esfuerzo decidirá cuándo se envían los cazas y cuántos serán. La capacidad aérea de combate será proporcionada por EE.UU., Reino Unido, Países Bajos y Bélgica. Dinamarca no confirmó si enviará aviones a Ucrania, pero anunció que apoyará la formación de pilotos.

Pero como si fuera poco, esta no fue la única escalada anunciada en Hiroshima; Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón y Reino Unido que integran el G-7 y la Unión Europea, ante lo que califican como un perturbador aumento de los incidentes de coerción económica que buscan explotar las vulnerabilidades y dependencias, han llamado a todos los países a que se abstengan de ejercer estas prácticas y a crear junto, a la Organización Mundial del Comercio, la “Plataforma de Coordinación en Coerción Económica”.

Desde Pekín se sintieron aludidos y reaccionaron de inmediato acusando al G-7 de ignorar los principios de la economía de mercado y la competencia justa, añadiendo que es EE.UU. quien debe dejar de reprimir y de contener a otros países en nombre de la seguridad nacional y detener su acoso unilateral indiscriminado, dejando de obligar a los aliados a formar “camarillas” con miras a perturbar la seguridad y la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales.

El 16 de marzo insistíamos en la necesidad de redefinir el objetivo del apoyo a Ucrania donde, sin vencedores ni vencidos, se le permitiera salvar apariencias a ambas partes en conflicto. No obstante, esta mejora en los suministros, seguirá alimentando una dinámica que podría, de modo más o menos inadvertido, llevarnos a cruzar el umbral de la tercera guerra mundial.

Refiriéndonos a las erradas estrategias frente a China, el 11 de mayo señalamos que no se pueden seguir interpretando las relaciones internacionales desde una perspectiva de conflicto, competencia y/o tensión. Los juegos de suma cero en un mundo multipolar no dan réditos y, a pesar de EE.UU., entre todos los polos se deberán definir las reglas del futuro.

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