¿Limitarismo económico?
Ingrid Robeyns, filósofa y economista, con análisis destacados en filosofía política, economía y ética, ha desarrollado la idea de limitar la riqueza. Esta profesora de la Universidad de Utrecht, ha trabajado en la intersección de la economía y la filosofía, buscando una comprensión más integral de la justicia social y la sostenibilidad.
De ahí, sus escritos sobre la igualdad, la justicia distributiva, el desarrollo sostenible, la ética económica y la teoría del “limitarismo”, como crítica a la acumulación excesiva de riqueza y al consumo.
El limitarismo se refiere a la idea de que el uso de los recursos económicos, o de los ecosistemas, no debe sobrepasar ciertos límites. De lo contrario, se dan consecuencias negativas para los individuos y la sociedad, y claras implicaciones éticas y morales frente a la igualdad y la justicia social.
Al analizar la historia de la filosofía occidental verifica cómo se ha abordado el tema de la riqueza y sus límites, no solo enfocándose en la cantidad de riqueza, sino en la distribución de la misma. Con fundamento en esto, argumenta que una distribución desigual de la riqueza puede llevar a problemas sociales y económicos y, por ello, es necesario establecer límites para promover una sociedad más justa y equitativa.
Examina cómo los filósofos occidentales han abordado el tema de la riqueza y sus límites a lo largo de la historia: Platón y Aristóteles, en la antigüedad, consideraron que la riqueza excesiva podía corromper; Tomás de Aquino, en la Edad Media, sostenía que esta era un medio, pero no un fin en sí mismo; con la ilustración, Adam Smith la defendía sin dejar de reconocer los riesgos de la desigualdad, e Immanuel Kant reafirmaba que la riqueza no era un fin, sino un medio para alcanzar la dignidad humana.
En los siglos XIX Karl Marx abogaba por la igualdad económica y en el XX John Rawls defendía los límites a la riqueza para garantizar la igualdad de oportunidades.
Así, el limitarismo en los debates contemporáneos encuentra apoyos en la historia de la filosofía, las necesidades urgentes insatisfechas podrían atenderse con el argumento democrático a favor del limitarismo que defendían Tomás de Aquino, Locke y Mill, y encontraría refuerzos argumentativos con Platón, Aristóteles y Smith, que entendían que la desigualdad extrema conduciría a disturbios civiles.
Ahora bien, es necesario distinguir entre un acto limitarista, una política o institución limitarista, y una distribución limitarista. Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Smith, basados en la ética de la virtud, y Keynes, basado en el disfrute estético, se inclinaban por los actos limitaristas, y Smith y Mill, por la política limitarista.
En la democracia de propietarios de Rawls, o en la sociedad de ingreso básico de Van Parijs, podríamos pensar que estaríamos en sistemas economices que cumplen el principio de distribución limitarista.
En sentido distribituvo, para acelerar el proceso, Marx y Engels abogaban por la revolución donde uno de los resultados previstos es que cada uno recibirá beneficios según sus necesidades y, por tanto, la acumulación ilimitada de riqueza a la que el limitarismo se opone, desaparece.
Robeyns revela, así, un nutrido panorama de argumentos y afirmaciones de una infinita riqueza intelectual que los debates contemporáneos no deben evitar.