El Secretario General de la ONU, de conformidad con el artículo 99 de la Carta, puede llamar la atención del Consejo de Seguridad hacia cualquier asunto que en su opinión ponga en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Esta es la única función política del Secretario velando por los fines de la Organización y que no riñe con sus responsabilidades puramente administrativas.

Función que solo se ha ejercido en cuatro crisis; la del Congo en 1960; la de rehenes estadounidenses en Irán en 1979 y la escalada de violencia en Líbano de 1989. Solo la primera generó una respuesta rápida del Consejo de Seguridad que en un día ordenó una operación militar en apoyo al gobierno congoleño. Si bien los desórdenes que desataron la primera república del Congo eran una crisis significativa, no ponía en una situación tan riesgosa el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales como sí lo hace la crisis actual entre Israel y Palestina.

Por lo anterior, Antonio Guterres, utilizando el artículo 99, instó al Consejo de Seguridad a que evitara una catástrofe humanitaria aprobando una solicitud de alto al fuego inmediato que facilite la entrega de ayuda y proteja a la población civil. Con base en la información que recibe de primera mano, el Secretario dejó claro el rápido deterioro en Gaza y sus implicaciones potencialmente irreversibles para los palestinos y para la seguridad en toda la región. Aludió a los muertos, 15.000 del lado palestino y los 1.200 del israelí, enfatizó en los desplazamientos forzosos, las violaciones de derechos humanos y la precaria situación del sistema de salud. No obstante, la iniciativa no prosperó toda vez que Estados Unidos ejerció el veto cuando el Consejo de Seguridad se reunió para adoptar el alto al fuego inmediato.

La solicitud generó una reacción desproporcionada e irrespetuosa con los fines de la ONU y su Secretario. El ministro de exteriores israelí, Eli Cohen, describió la gestión Guterres como “un peligro para la paz mundial” y añadió, “su petición de activar el artículo 99 y el llamamiento a un alto el fuego en Gaza constituye un apoyo a la organización terrorista Hamás y un respaldo al asesinato de ancianos, el secuestro de bebés y la violación de mujeres”.

Las escasas noticias alentadoras y menos eficaces en este cierre del año, llegaron pocos días después con decisiones no vinculantes. Respecto de Gaza, la Asamblea General de la ONU, con una notoria mayoría, adoptó una resolución que exige un alto el fuego humanitario inmediato (a favor 153 Estados miembros, 10 en contra y hubo 23 abstenciones).

Por su parte, la COP28 será recordada como la primera Conferencia de Partes de la Convención sobre el Cambio Climático que concluye con un llamamiento a abordar la principal causa de la crisis climática. La conclusión insta a acelerar las medidas en este decenio, a fin de lograr la reducción neta a cero para 2050. Para muchos, esta conclusión es el “principio del fin de los combustibles fósiles” y, para otros, un consenso insuficiente en un mundo con 1,2 °C de calentamiento global y permanentes desastres climáticos.

Frente a las tensiones por la región del Esequibo, los presidentes de Guyana y Venezuela -a instancias de la Celac- se comprometieron a mantener un diálogo sobre la disputa de este territorio para que se resuelva de manera pacífica.