Cuando hablamos de innovación empresarial, hacemos referencia a todas aquellas acciones que se tienen en cuenta para mejorar la calidad de un producto o de un servicio. Se habla de varios tipos de innovación según su alcance, modelo o proceso, por ello entendemos por innovación todo aquello que pueda contribuir a que la compañía mejore su desempeño y su eficiencia con base en el entorno, lecciones del pasado aprendidas y muchos datos e información que permitan generar nuevos conocimientos para el futuro. En esto se han enfocado las empresas desde hace varios años y muchas universidades del mundo se han encaminado en plantear los mejores procesos de innovación para ser más disruptivos y mejores en el mercado, y generar productos que satisfagan al cliente.
Sin embargo, hay una innovación de la que poco se habla y que, hoy por hoy, (después de lo que se ha vivido en la humanidad) cobra trascendental relevancia: la innovación del ser. Cuando hablamos de liderazgo creativo, inteligencia emocional y del conocimiento del cerebro humano para liderar empresas, no son meros conceptos abstractos. Estamos haciendo alusión a todas aquellas habilidades blandas que necesita cualquier nivel de una organización para mejorar no solo la calidad interna, sino la calidad del producto.
El liderazgo creativo tiene como principios el humanismo, la resiliencia, la empatía, el trabajo en equipo y la confianza, que se pueda generar en determinado grupo social para que éste se sienta parte de un proceso. Tradicionalmente las empresas se fijaban mucho en las habilidades duras (hard skills) y poco mencionaban las habilidades blandas (soft skills). Está comprobado que cuando los líderes de una empresa quieren innovar, lo primero que deben analizar, comprender y entender es el entorno para buscar soluciones que impacten de manera emocional, es decir, que sus decisiones se compaginen con los sentidos y las necesidades.
No es una coincidencia que, en el siglo XXI, cuando se habla de la revolución 4.0, se estén publicando documentos importantes sobre neurociencia, neurobiología y el comportamiento emocional de los líderes. El adecuado balance entre emoción y razón serán las bases para la construcción de una empresa que tenga productividad eficiencia pero que al mismo tiempo deje un legado en la sociedad y en sus propios empleados.
Desde Prime Business School, le apostamos a la innovación del ser y a la neuroplasticidad entendiendo que, así como son de relevantes e importantes las habilidades duras, siempre haremos énfasis en esos líderes que a través de su auto reflexión del self-awareness y de los social skills puedan liderar proyectos que perduren en el tiempo y que a su vez le generen optimismo y confianza al consumidor.
Las empresas tecnológicas, de servicios y de productos que han entendido esta transformación y le han apostado a este estilo de habilidades, son las que están determinadas a gobernar en el futuro y por supuesto a generar valor agregado a una sociedad y a un país. Basta con ver empresas como Google, Amazon, Apple, Microsoft, entre otras, donde no solo la innovación del producto es importante, sino que han entendido que la innovación del ser es trascendental para la mejora continua de un mundo que espera desarrollos en inteligencia artificial sin abandonar la esencia del ser humano.