Esta semana estuve muy enganchada con Trump. No sé si por la serie, porque lanzó nuevamente su candidatura o por que hay luna llena en leo y él, es sin duda la personificación más directa de este signo.
Leo, el león, el rey, para todos los nacidos entre el 23 de julio y el 22 de agosto, este es el signo que los representa. Un signo de fuego, que representa la seguridad en sí mismo, el orgullo, la fuerza, la arrogancia. Leo es presumido, dramático, es imposible pasarlos por alto porque les gusta impactar. Y vaya impacto que tienen.
Ahora vamos al fenómeno de la luna llena. Cuando está en Leo, la segunda del año, se la conoce como “luna de nieve”, porque en varios lugares del planeta es cuando se esperan las más fuertes nevadas. Este fenómeno cósmico se podría asociar con algo “frío”, pero en la práctica, (e internamente), nos trae impulso del fuego de la valentía, del impulso, del “hacer”.
En estos tiempos la valentía es escasa, porque nos da miedo expresarnos.
Tal vez por eso es que Trump tiene tanto éxito. Porque jamás le ha dado miedo expresarse. Ha sido tan suelto, que incluso sus comentarios a veces parecen “un tanto desubicados”. En un mundo en el que cada vez es más común el silencio, y de aquí derivan las luchas de las minorías, todos nos queremos expresar libremente. Liberarnos. solo ser.
Las lunas llenas nos llevan a unos lugares emocionales complejos, porque son como si alguien pusiera un reflector sobre esa esquina que pretendemos tapar con un mueble, o sobre las cosas que escondimos en el último rincón del clóset. Las lunas llenas ponen el foco sobre lo que debemos trabajar y enfrentar para seguir al siguiente nivel.
Estamos en constante evolución personal y en estos tiempos, de la era de acuario, donde la información cada vez es más asequible, han salido a la luz secretos que pueden ser útiles a la humanidad.
La astrología es una herramienta maravillosa, nos muestra información que ya está escrita en las estrellas. Imagínate, si la luna mueve las mareas y rige los cultivos, ¿cómo podría no tener una incidencia directa sobre nosotros? La luna representa nuestras emociones, ya que estas son como el agua. La luna está regida por ese elemento, por eso controla desde su lejanía muchas cosas que no vemos.
La tarea que tenemos en este plano, es trabajar con su influencia para no dejar que las cosas se salgan de control. Como se oye ahora en todos los posts de los influencers del “mindfulness”, hay que fluir.
Fluir es una palabra tan etérea. Fluir es soltar el control de las situaciones. Es aceptar que lo que está sucediendo justo “aquí y ahora” es lo que debemos experimentar. Es duro, es raro, pero entre más incorporamos este conocimiento universal a nuestras vidas, más nos acercamos a vivir con plenitud.
“Fluir”, según el diccionario, significa: “Brotar con facilidad y abundancia [las ideas] de la mente o [las palabras] de la boca”. Y eso me lleva nuevamente a analizar la figura política del señor Donald J. Trump. Aquí tenemos a un ser que fluye. Nos guste o nos disguste su “avatar político”, ha logrado todo lo que se ha propuesto. Desde un ambicioso casino en Atlantic City, hasta ser Presidente de los Estados Unidos.
Es determinado y no le importa pasar por encima de lo que sea como una aplanadora, para ganar. El espíritu de competencia y ambición que tiene adentro no podría venir de otro ingrediente que de su ascendente. Adivinen ¿cuál es? La respuesta es simple. Es leo.
El signo ascendente en nuestra carta natal apunta a la imagen que le damos al mundo. El “cómo nos ven”. En la carta astral podemos notar muchas cosas, es una suerte de “screenshot” del cielo al momento en el que nacemos, y la posición de las estrellas y planetas funcionan como una perfecta combinación que fabrica nuestro “yo”. Muchas veces somos más visibles para el resto por el signo ascendente. Es como si lleváramos una máscara puesta todo el tiempo. Puede ser algo beneficioso, si sabemos cómo manejar el signo, o algo fatal, si nos dejamos “consumir por el personaje”. El ascendente es una imagen, es nuestro ego.
La luna llena en Leo sucedió este domingo. Con el señor Donald Trump una vez más en la contienda política, los ánimos de todos un poco revueltos por tratarse de un momento de “cierres y finales”, los invito a que nos sentemos a mirar el cielo al ritmo de los acordes fantásticos de esta canción de Van Morrison. “Moondance” de 1977, tiene lo necesario para sacarnos a flote en este día astrológico complejo. Después de todo, todos somos “lunáticos”.