Una nueva SIM card
¿En qué momento nos volvimos tan dependientes del celular? En la actualidad los smartphones están fabricados con aproximadamente 75 elementos. Y, alrededor de un 75% son metales. Aluminio, litio, carbono, níquel… Recursos energéticos que, juntos, se convierten en un cóctel electrónico proveniente de minas distribuidas por todo el globo.
Los minerales son la energía. Entonces la ironía es, ¿cómo puede un pedazo de elementos condensados convertido en teléfono, drenarnos tanto?
Las redes sociales son un pozo sin fondo. No quiero echarles la culpa de nuestros males modernos. Es la energía con la que estamos consumiendo este mundo digital la que debemos controlar. El bien llamado “approach” que tenemos para con el “relacionamiento digital”.
La minería es una actividad económica importante para los países, de hecho lo es también para el desarrollo de las sociedades. Y claro está, necesitamos fuentes de energía. La pelea del mundo en este momento es por eso.
La minería ilegal en Colombia es un problema en crecimiento. Y no solo en nuestro país, en todo el planeta. Y si te preguntas cómo puedes desde la comodidad de tu hogar, contribuir a que esto no suceda es simple. Consume de una manera responsable. Los mercados de cualquier producto se alimentan con el creciente consumo, y ahora imagínate lo que pasa con la industria de los teléfonos. Piensa en los momentos en los que no tienes el celular en la mano. ¿Son pocos verdad? Ahora entramos hasta al baño con el celular. No podemos soltar esa necesidad de estar presentes en esa pantalla.
Hablando de pantallas, estos días capturaron al excomandante de la Policía en Chocó, el Coronel Clauder Antonio Cardona, y lo mandaron a la cárcel porque, al parecer, estaba en la nómina de organizaciones criminales dedicadas a la minería ilegal. Según la Fiscalía, Cardona recibía una platica ($8 millones mensuales) por alertar a estos grupos, de los operativos que la Fuerza Pública iba a desplegar en el municipio de Medio Atrato contra la extracción ilegal de oro. Cardona era la “pantalla” del asunto.
El “alma” energética de estos bebés, es la batería. La mayoría de los teléfonos inteligentes usan baterías de litio. Este elemento lo encontramos en lugares maravillosos como los salares de Uyuni en Bolivia y el del hombre muerto en Argentina, el desierto de Atacama en Chile, entre otros. Aquí en el llamado “triángulo del litio” se concentran aproximadamente entre 50% y 85% de este mineral.
Ahora, muchos de los colores vivos que podemos ver en nuestras pantallas, como rojos, azules y verdes, se producen debido a los metales de “tierras raras”. Estos elementos están muy presentes en la tierra, pero son muy difíciles y costosos de extraer. Las reservas mundiales de tierras raras ascienden a aproximadamente 120 millones de toneladas métricas, de las cuales una tercera parte está en China, que lidera el ranking junto con Vietnam, Brasil y Rusia.
La pantalla es un conductor eléctrico, algo muy importante al funcionar como pantalla táctil. Para esto se crea una capa fina y conductiva de óxidos de indio y estaño que, depositada sobre el cristal, permite que la conducción de electricidad para la pantalla táctil del smartphone. Através de esto, nos conectamos con esa energía, con la punta de los dedos. Generamos cosas, y obtenemos información.
Prácticamente tenemos una muestra de toda la tierra en nuestras manos, todo el tiempo. Y no parecemos encontrar un lugar en ese mundo aún. Vivimos con ansiedad. Por eso “scrolleamos” sin parar buscando algo que nunca alcanzamos. Unos quieren belleza, otros amor, otros plata, otros no saben pero buscan. Buscamos sin fondo en un universo que parece amigable, pero no lo es.
“We are all just prisoners here of our own device” (Todos somos prisioneros de nuestro propio dispositivo), dice la canción de Eagles, Hotel California. Este viaje musical de 1977 (una genialidad en la voz de Don Henley fundador, guitarrista y baterista de la banda de Los Ángeles), es exactamente lo que nos pasa cuando hacemos el “check in” en el celular.
Nos metemos en una suite de la cual es difícil salir. Esa ilusión de ser una imagen perfecta. No descansamos de “estar presentes”. Queremos que nos vean, queremos atención, queremos estar conectados, pero no nos damos cuenta que debemos aprender a invertir. Esa “ansiedad tecnológica” es lo que nos tiene quebrados.
Imaginemos que tenemos una “cuenta universal”, en donde nuestro activo es la energía. Cada vez que la invertimos mal, perdemos “plata”. Pero en cambio, cada vez que pensamos en nosotros, recargamos pilas, conectamos con la naturaleza, disfrutamos del presente, compartimos con amigos, o comemos lo que más nos gusta, recuperamos la inversión y le depositamos a nuestra cuenta.
Te preguntarás, cómo haces para entender esto de la “cuenta energética”. Es fácil. Piensa que estás pagándole a una persona para que todo el tiempo te diga al oído “estás gorda”, ¿por qué no te has casado?, tu amigo tiene más plata que tú… etc. Al final del día te aseguro que quieres sentarte vencido a llorar. Así funciona nuestra mente. Nuestra mente es un “smartphone”, que a veces se olvida de hacernos llamadas amigables.
El mejor regalo que puedes darte en la vida es encontrar alguna actividad, hobbie, libro, o lo que te funcione para cambiar ese chip, y ponerle a tu “teléfono mental” una nueva SIM card que te mande bonitos mensajes. Que te llame con amabilidad, y que cada vez que, a través del cristal de tu teléfono de litio, te mires “el alma”, como un espejo, no te sumerjas en un pozo sin fondo de envidia y comparaciones que te deje al final del día quebrado por tanta ansiedad.