Contrastes mentales atómicos
miércoles, 2 de octubre de 2024
Federico Hederich
Recientemente, revisé una charla TED titulada “3 mentiras de la psicología positiva” por Ramón Nogueras en TEDxGranada. Uno de los conceptos que me impactó fue el Contraste Mental, una técnica desarrollada por Gabriele Oettingen, profesora de psicología en la Universidad de Nueva York. A diferencia del pensamiento positivo tradicional que se limita a imaginar el estado deseado, el Contraste Mental combina la visualización positiva de los objetivos con una evaluación realista de los obstáculos que podrían surgir.
La idea es que, al contrastar el futuro deseado con los desafíos actuales, las personas se motivan de manera efectiva para alcanzar sus metas. Nogueras señaló que los optimistas y los pesimistas pueden obtener resultados similares por razones opuestas: el optimista se relaja porque siente que ya ha alcanzado su objetivo, mientras el pesimista no se esfuerza porque anticipa el fracaso.
Esta reflexión me llevó a considerar la aplicación del Contraste Mental en el ámbito empresarial. Inmediatamente hice una conexión con el enfoque de James Clear en su libro ‘Hábitos Atómicos’, donde propone estrategias para modificar comportamientos y mejorar hábitos. Una de sus sugerencias es dificultar las acciones que no nos benefician. Por ejemplo, si ciertos proyectos están consumiendo recursos sin generar retorno y afectan la rentabilidad, una solución sería congelarlos o pausarlos. Al hacerlo, cualquier intento de reactivarlos requeriría una justificación basada en datos actualizados y una reevaluación de su viabilidad. Este proceso crea barreras que desincentivan la continuidad de proyectos no rentables y promueve el enfoque en iniciativas que realmente agregan valor.
Aplicando el Contraste Mental, no solo visualizamos los obstáculos y planificamos cómo superarlos, sino que también identificamos esos “facilitadores” que nos llevan a repetir acciones ineficientes. Identificar estos patrones nos permite implementar cambios que eviten caer en las mismas trampas y mejoren la toma de decisiones empresariales.
Para poner esto en práctica, una vez que se define el estado deseado, es útil realizar un “backcasting” o ingeniería inversa. Esto implica identificar los obstáculos que debemos superar y, con esa información, determinar los recursos necesarios para alcanzar nuestro objetivo. Es esencial regresar hasta el momento actual, haciendo un diagnóstico realista, siendo críticos y objetivos. Este punto de partida es fundamental; no caben los atajos si queremos trazar un camino efectivo a la meta.
Las estadísticas respaldan la necesidad de este enfoque. Los datos muestran que solo 0,5% de los megaproyectos cumplen con el presupuesto, plazo y beneficios previstos; 8,5% cumplen con el presupuesto y el plazo, y 45% se mantienen dentro del presupuesto o mejor. Estas cifras son alarmantes y reflejan la importancia de implementar estrategias como el Contraste Mental y los Hábitos Atómicos para mejorar la eficiencia y el éxito en la gestión de proyectos.
Integrar técnicas como el Contraste Mental en la gestión empresarial puede ser una herramienta poderosa para superar obstáculos y alcanzar sus objetivos corporativos ¿Cómo está usted frente al cumplimiento de objetivos? Lo invito a considerar la adopción de estas estrategias para impulsar su empresa hacia el éxito.