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IA en Latinoamérica: de la fascinación a la adopción

Federico Hederich

En Latinoamérica, la inteligencia artificial, IA, ya no es una promesa futurista, sino una herramienta estratégica con el potencial de redefinir cómo operan las empresas y cómo operarán en el futuro cercano. Sin embargo, el camino entre el interés y la adopción plena aún está plagado de brechas críticas.

Hoy, solo un 1% de las empresas en la región puede considerarse “avanzada” en IA, según revelan índices de madurez digital como el Ilia, Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial. En contraste, la expectativa es enorme: 47% de compañías anticipa que esta tecnología transformará al menos 30% de su trabajo el próximo año, cifra que estudios como el Informe de Madurez Digital, IMD, siguen de cerca. La expectativa está, pero la implementación efectiva avanza con lentitud.

¿Por qué? Aunque 47% de las empresas ya ha integrado alguna IA en sus operaciones-dato reportado por firmas como Statista, superando la media global-la mayoría se encuentra en fases iniciales. El verdadero obstáculo es la falta de talento. Estudios de consultoras como Bain & Company indican que más de 60% de los ejecutivos (y un 63% específico en marketing) identifican esta barrera como la principal para escalar proyectos. No es solo técnica; falta visión estratégica, liderazgo digital y cultura de innovación. La construcción de prompts efectivos, por ejemplo, sigue siendo más la consulta a un oráculo, que una actividad con fundamento profesional.

La transformación digital basada en IA exige más que tecnología. Requiere una reinvención de procesos, una estructura de datos sólida y, sobre todo, una inversión decidida en automatizaciones, analítica predictiva y capacidades humanas. Es la persona la que hace que la IA rinda, que sea útil.

Frente a este panorama, las empresas deben adoptar una estrategia clara:

1. Formación y desarrollo de talento interno. Plataformas como Coursera, o universidades como Externado y EAN, están cerrando la brecha del conocimiento.

2. Infraestructura tecnológica robusta. El acceso a servicios en la nube y plataformas integradas permite escalar soluciones sin necesidad de grandes inversiones iniciales. Pero no se lee como “todo gratis”.

3. Gobernanza ética de la IA. A medida que las soluciones se automatizan, es fundamental asegurar transparencia, equidad y claridad en los modelos utilizados.

4. Inspirarse en casos de éxito regionales. Empresas como Rappi, Nubank o Global MVM ya están utilizando IA generativa, automatizaciones y modelos predictivos para mejorar eficiencia, segmentación y experiencia del cliente.

La IA no es una herramienta más del marketing estratégico; es el núcleo de la próxima ola de inteligencia competitiva. Su potencial radica en su capacidad para personalizar experiencias a escala, optimizar decisiones y anticiparse al mercado.

Para que Latinoamérica capitalice realmente este poder, debe pasar de la exploración a la acción. Esto implica invertir en capacidades humanas, promover una mentalidad de cambio y alinear la tecnología con objetivos de negocio claros.

Las oportunidades están ahí. Solo falta la decisión para convertir la fascinación en resultados concretos de innovación y competitividad sostenible; aquí lo estamos haciendo.

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