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Realidad virtual, realidad aumentada y tonta realidad

Federico Hederich

La Realidad Virtual (VR) y la Realidad Aumentada (AR) han impulsado el desarrollo del Metaverso, un espacio donde la tecnología parece acercarnos a un futuro brillante. Sus aplicaciones en ciencia, medicina, educación y más son asombrosas, especialmente cuando se combinan con la Inteligencia Artificial (AI). Sin embargo, este auge tecnológico también parece acentuar algo curioso: a medida que nuestros dispositivos se vuelven más “inteligentes”, nosotros parecemos estancarnos en lo que podríamos llamar una “tonta realidad”.

Hoy en día, estamos rodeados de dispositivos “inteligentes”: teléfonos, televisores, parlantes y electrodomésticos que funcionan casi sin nuestra intervención. Estos avances deberían facilitarnos la vida, pero ¿realmente lo hacen? A pesar de contar con refrigeradores que nos avisan cuándo falta comida y lavadoras que optimizan cada carga, seguimos desperdiciando alimentos, manchando ropa y usando el teléfono, que tiene miles de veces la capacidad de la computadora del Apollo 11, más para entretenernos que para aprender o resolver problemas.

Sorprendentemente, con tanto poder en nuestras manos, nuestra habilidad para aprovecharlo parece estancada. Según el informe de Simon Kemp en 2024, Colombia tiene 52,2 millones de habitantes y 77,02 millones de celulares; casi todos los hogares tienen al menos un dispositivo móvil. Pasamos en promedio 8 horas y 43 minutos al día en internet, de los cuales 3 horas y 23 minutos se dedican a redes sociales. Y aunque en muchos casos se está “trabajando” en estos dispositivos, la cifra nos invita a reflexionar: ¿cuánto realmente aprovechamos este tiempo y las herramientas a nuestro alcance?

A pesar de que tenemos acceso a más información y conocimientos que nunca, seguimos creyendo en noticias falsas, compartiendo contenido sin verificar y cometiendo los mismos errores en negocios y finanzas que generaciones anteriores. La tecnología está ahí, las aplicaciones están ahí, pero ¿nos tomamos el tiempo de aprender a usarlas correctamente? ¿O preferimos ignorar las instrucciones, dejarnos llevar por la inmediatez y después quejarnos de los resultados?

Quizá el verdadero problema no esté en los dispositivos ni en la tecnología, sino en nuestra falta de curiosidad o en la prisa por seguir el siguiente “Trend” sin detenernos a entender. El hecho de que podamos acceder a todo con un par de clics nos lleva a pensar que no necesitamos aprender cómo funcionan las cosas. ¿Cuántos saben realmente cómo hacer un buen “Prompt” para IA o aprovechar las herramientas de productividad que traen nuestros teléfonos? La respuesta probablemente refleje cuán atrapados estamos en esta “tonta realidad” de una dependencia superficial.

Tendencia: la IA me ahorra 20 horas a la semana, todos decimos “yo quiero”, pero no trabajamos para lograrlo, igual ocurrió con el Excel, por eso vemos personas usando Excel y una calculadora simultáneamente.

La tecnología sigue avanzando, pero si no cambiamos nuestro enfoque, podríamos quedar cada vez más rezagados, atrapados en el uso básico de dispositivos extraordinarios. Así que la pregunta queda en el aire: ¿vamos a conformarnos con esta tonta realidad o aprovecharemos al máximo el potencial de las herramientas que hemos creado?

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Realidad virtual - Metaverso - Inteligencia artificial