Analistas

Síndrome de negación

Federico Hederich

La mayoría de los problemas están justo al frente a nosotros, gritándonos por atención, pero simplemente seguimos adelante como si no existieran. Es una imagen incómoda, pero también una realidad que ocurre tanto en el ámbito empresarial como en la sociedad civil, no solo cuándo se trata de un “meteorito”, como en la película “no mires hacia arriba”. Los problemas no desaparecen por cerrar los ojos. Hay una especie de “negación colectiva” que parece instalarnos en una cómoda burbuja de ignorancia, ya sea ignorando las quejas de un cliente o mirando hacia otro lado cuando una comunidad pide ayuda. Este fenómeno, inofensivo a primera vista, tiene un precio altísimo.

En los negocios, no escuchar a los clientes no es una omisión; es una sentencia de muerte. Cada queja ignorada es una oportunidad perdida para mejorar, innovar y fidelizar. Pero, ¿por qué pasa esto? Tal vez porque enfrentarse a una queja significa admitir que algo está mal, y eso requiere transparencia, humildad y trabajo. Ahora, traslada esa dinámica al contexto social. Una sociedad que no escucha sus voces se convierte en una sociedad débil, fragmentada y estancada. La lógica es la misma: ignorar lo incómodo es más fácil, pero las consecuencias son devastadoras. Una empresa pierde clientes; una sociedad pierde humanidad.

El paralelismo es fascinante. Así como los negocios necesitan desarrollar sistemas para escuchar activamente a sus clientes, las sociedades necesitan construir puentes de comunicación entre quienes tienen voz y quienes no. No se trata solo de atender quejas o resolver problemas puntuales reactivamente; se trata de construir relaciones de respeto y acción. Al final, tanto clientes como ciudadanos quieren lo mismo: ser escuchados y sentir que importan.

Lo curioso es que las soluciones tampoco son tan diferentes. Tanto las empresas como las sociedades necesitan aprender a cuestionarse constantemente, a escuchar con la intención de entender y no solo de responder. Una empresa que se cierra al feedback de sus clientes está cavando su propia tumba, del mismo modo que una sociedad que niega sus problemas está sembrando la semilla de su propio colapso. Conozco encuestas de empresas colombiana que cuándo el cliente califica con (1), el “bot inteligente” dice “no entiendo” y bloquea la encuesta. Pero aquí está el giro esperanzador: no estamos condenados a repetir estos errores. Cambiar es posible, y todo empieza con una decisión consciente de no ignorar.

En ambos escenarios, el verdadero cambio nace cuando dejamos de lado la comodidad de la negación y abrazamos el desafío de enfrentar la realidad. Puede que no sea fácil, pero es la única forma de construir algo duradero. Ya sea que estés dirigiendo una empresa o siendo parte activa de una comunidad, el mensaje es el mismo: escucha, actúa y no te escondas detrás del “no pasa nada”. La clave para un futuro mejor, ya sea empresarial o social, está en nuestra capacidad de abrir los ojos, aceptar los desafíos y trabajar juntos para resolverlos. Y eso, amigos, siempre será una apuesta que vale la pena.

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Sociedad - superación personal - Colombia