Acertadamente, el Presidente eligió la equidad como tema principal de su gobierno. Las bases del Plan Nacional de Desarrollo -PND- son un buen inicio. Bienvenida la invitación que ha hecho el Gobierno de construir el pacto por la equidad entre todos. Que esto sirva para plantearse metas más ambiciosas.
Primero, la meta preliminar de reducir el coeficiente Gini al llevarlo a 0,47 al finalizar el cuatrienio mantendría a Colombia como uno de los 25 países más desiguales del mundo. ¿Es ese el gran legado que se va a dejar en equidad?
Al retomar planteamientos que he hecho en columnas anteriores, pongo sobre la mesa la propuesta de los profesores Stiglitz y Doyle, hecha en el marco de las metas del milenio, de utilizar el índice Palma. Si se acoge este indicador, se debe plantear una meta realmente audaz.
Otra deficiencia del PND está en lo que se denomina la “narrativa”. Simon Sinek ha promovido la idea de definir siempre el “porqué” de una iniciativa antes que el “cómo”. Al responder la pregunta ¿por qué la equidad?, se encuentra un listado de causas de inequidad y metas sin una misión clara y sin un porqué.
La narrativa no es poca cosa pues Colombia está en una coyuntura en la cual la lucha por la equidad tiene dos caminos: la política de la envidia o la política de la justicia.
La primera, representada magistralmente por Petro, busca promover la lucha de clases y lograr equidad, así todos estemos peor. ¿La razón? Porque existen unos ricos que tienen que dejar de ser ricos.
La segunda pretende que todos seamos ricos y tengamos igualdad de oportunidades. ¿La razón? Porque todos debemos luchar por una sociedad en la cual no sea la suerte, sino la disciplina y el compromiso lo que determine qué tan lejos podemos llegar.
En los indicadores preliminares del PND no se ven las buenas ideas que planteó el Presidente en su campaña. ¿Dónde quedó la propuesta 201 que hablaba de incluir la felicidad como meta de Estado? Aterrizar esta idea, tomando en cuenta las advertencias del Nobel Deaton, va de la mano con el discurso de equidad.
¿Qué pasó con la tarifa diferenciada de renta según el tamaño de la empresa? El emprendimiento y el empleo formal son muy importantes para reducir la desigualdad.
También se puede mejorar el enfoque en los niños, al acogerlos desde el embarazo de la madre y no después de nacidos, tal como está formulado.
Hay otros temas de las propuestas de campaña que son mencionados pero requieren mayor énfasis y/o metas más ambiciosas. Esto aplica, por ejemplo, para el punto 89 sobre escuelas de padres, que deberían ser obligatorias. Lo mismo ocurre con el punto 63 que plantea 1.000 preescolares; con el 85 sobre embarazo adolescente -uno de los mayores generadores de inequidad-; con el 72 que menciona a los Mooc los cuales son una oportunidad para universalizar la educación, entre otros.
Tal como lo hizo Uribe con su incansable “seguridad democrática”, el término “equidad” debería estar en todo el proyecto. ¿Qué tal si el DPS, el cual se convertiría en el Ministerio de la Familia, se denominará Ministerio de la Equidad para fungir como articulador? y ¿qué tal si los centros Sacúdete se llamaran “territorios de equidad”?
Todavía hay tiempo para enfocar mejor el PND en términos de equidad. De no hacerlo, se corre el riesgo de repetir la historia de Santos quien, a pesar de catalogar la equidad como uno de sus tres pilares, fracasó estrepitosamente.