Pactos estériles
miércoles, 4 de septiembre de 2024
Francisco Barbosa
La ingenuidad con este gobierno no tiene límite. Tanto en lo político como en lo económico, diversos sectores continúan creyéndole al presidente Gustavo Petro en la construcción de pactos. Ninguno se ha concretado y ninguno se va a concretar. El gobierno se irá en blanco y el país seguirá sufriendo hasta que se produzca un cambio de rumbo en 2026.
En el campo económico, los gremios, los banqueros y los industriales han tratado en vano en estos dos años de ayudar al país al sentarse con el gobierno para enrutarlo en la senda del crecimiento, del empleo y de la inversión. El resultado es evidente. Ni el empleo crece, ni la economía repunta, ni la inversión llega y la máquina estatal se paraliza por la ideologización de Petro y su gente.
Cada semana hay una nueva idea que pone a pensar al país, para de forma inmediata descartarla por absurda. En las últimas semanas, se planteó la de las inversiones forzosas consistente en sacar un porcentaje del ahorro público de los bancos para presuntamente destinarlo a diversos sectores de la economía. Una abusiva orientación del ahorro de forma impositiva y con las ineficiencias que implicaría esta medida aumentando el costo de capital. Se dijo de todo, se demostró hasta la saciedad la torpeza de esa medida y al final se descartó por disparatada.
Ahora, el paso siguiente es el Pacto de Crédito que se celebró la semana pasada con bombos y platillos. El mecanismo, en principio, es loable. Canalizar el crédito de forma efectiva y que lleguen los recursos a sectores de manufactura, agro, vivienda, infraestructura, economía popular y turismo. La propuesta del sector financiero de aumentar en $55 billones su apuesta para reactivar el país está en la línea de lo que se debe hacer.
Se requiere que el gobierno ejecute y desbloquee los proyectos
El problema de este asunto, es que los negocios públicos no están fluyendo por la rigidez ideológica del presidente y su gobierno porque las intervenciones estatales no se hacen por conocimiento sino por activismo. Lo que ocurrirá frente a este pacto, es que ese dinero que es de los colombianos y no del sector financiero, se estancará porque el solo hecho de tener un recurso financiero no significa que las obras se realicen de manera automática. Hacer proyectos de inversión pública requiere el cumplimento de trámites y de conocimiento experto que el actual gobierno carece.
Esos recursos seguramente irán a parquearse al lado de los $118 billones que se encuentran en las fiducias, mientras el gobierno seguirá gritando a diestra y siniestra que requiere dinero adicional para activar el país. En paralelo, bloquea el proyecto del Crownrock de Ecopetrol, ataca al sector minero que ya ajusta una caída de 8,1%, tiene más de 800 proyectos paralizados por estar pendientes 5.000 consultas previas y el Anla es manejado como una agencia del bloqueo al desarrollo del país. Se ha llegado al extremo de pedir licencias ambientales para repavimentar vías.
Mas allá de pactos que sirven únicamente para discusiones estériles, lo que se requiere es que el gobierno ejecute y desbloquee los proyectos para reactivar el país.
*Profesor del Adam Smith Center for Economic Freedom, Florida International University (FIU)